Al principio de Mateo 23, Jesús enumera algunos títulos que no debemos usar. Son “Padre”, “Rabí” y “Maestro” (“Amo”). Pero, aparte de Rabí, son solo traducciones al español de los equivalentes del griego (o arameo). La palabra “Doctor” también significa Maestro, y Señor o Monseñor (Sr.) es la versión moderna de Maestro (en el sentido de “Amo”). "Señor" se deriva de Superior y Dueño. Pa, papá y el Papa son otras variaciones de Padre. Así que la lista incluye la mayoría de los títulos que usamos hoy en la actualidad. Si incluimos títulos femeninos como Madre y Señora (maestra o ama/mujer superior), nos quedan pocos títulos permitidos.

Pero entonces surge la pregunta de si hay excepciones. Algunos han argumentado que estos títulos solo están prohibidos para los líderes eclesiásticos, y que no hay nada de malo en que los utilicemos para los líderes seculares. Pero, ¿por qué Jesús no especificó excepciones? Por el contrario, Él dice: "No llames Padre a ningún hombre en la tierra" (Mateo 23:8-10). Eso suena bastante universal.
 
Pero, ¿qué pasa con nuestros padres biológicos? ¿Quiso decir que no podríamos llamarlos Padre y Madre o Papá y Mamá?

Por extraño que parezca, Jesús nos dió instrucciones aún más fuertes con respecto a ellos. Él dice que debemos "odiarlos" (Lucas 14:26), aparentemente en un esfuerzo por contrarrestar cualquier afirmación de que nuestra relación con nuestros padres naturales debería estar exenta de sus instrucciones sobre cosas como los títulos de respeto.

Como comunidad, hemos hecho excepciones para los niños pequeños, porque sentimos que la infancia es como el Antiguo Testamento en cierto sentido, donde las personas aprenden a "vivir bajo la ley" hasta que alcanzan una edad en la que pueden apreciar el contraste y tomar una decisión por sí mismos de aceptar las enseñanzas de Jesús. También creemos que es importante que los niños pequeños entiendan que dos personas (mamá y papá) tienen un interés especial en ellos. Creemos que es por esta relación que aprenderán a apreciar el mayor interés que su Padre celestial tiene en ellos, por esta relación que aprenderán a respetar y obedecer a Dios.

Sabemos de otros padres que han enseñado a sus hijos a llamarlos por su nombre desde la infancia y aparentemente no ha tenido ningún efecto perjudicial. Entonces, puede ser que Jesús realmente haya querido que tomemos las instrucciones a tal grado.

¿Pero cuál es el propósito de la regla en primer lugar? Las personas invariablemente argumentan que el título "es solo un signo de respeto" y por lo tanto es inofensivo. Bueno, sí, claro que es un signo de respeto. ¿No creen que Jesús ya sabía eso cuando hizo la regla? Tal vez estaba buscando algo más profundo, es decir, un respeto genuino en lugar de una "señal" de respeto.

Estamos sorprendidos de cuántos líderes prefieren tener las apariencias de la respetabilidad en lugar de la auténtica respetabilidad. Sin embargo, hemos descubierto que eliminar títulos para las personas a quienes realmente respetamos, nos ha hecho trabajar más duro para mostrarles un respeto genuino en otras maneras.

Es posible que Jesús también haya estado tratando de enseñarnos la diferencia entre respeto y miedo. Los primeros cristianos a menudo tenían que morir por su fe. Pero Jesús les dijo: "No teman a los que destruyen el cuerpo, sino teman a aquel que puede destruir tanto el cuerpo como el alma en el infierno" (Mateo 10:28). ¿Cómo podríamos morir por nuestra fe si ni siquiera tenemos el coraje de llamar "hermano" a un magistrado o a nuestra propia madre Lorena (o cualquiera que sea su nombre)? Tenemos que enfrentar estos miedos, muchos de los cuales son totalmente irracionales.

Llamar a alguien que supuestamente es superior (en edad, riqueza, poder o educación) por su primer nombre es un buen paso para superar el miedo. Recuerda... ¡lo peor que pueden hacer es matarte!

Algunas personas han evitado una confrontación por medio de no usar ninguna forma de título. Pero si esto se hace en exceso, podría considerarse un intento de escapar de la prueba real. Si vas a tener contacto continuo con alguien, puede ser mejor simplemente enfrentar la situación y listo. Probablemente algún día mirarás para atrás y te reirás por cuánto miedo tuviste esa primera vez.

Una situación incómoda surge cuando no sabes el nombre de la persona. En lugar de llamarlos solo por su apellido ("Querido Jimenez " o "Hola, Morales"), puedes usar el título Hermano o Hermana.

Pero esto plantea la cuestión de los títulos que no están específicamente prohibidos en las Escrituras... títulos como “Reverendo”, “Su Señoría”, “Tío”, “Pastor” o incluso “Hermano/a”, cuando esos títulos se usan para distinguir a un miembro de una orden religiosa. Esta es un área donde dejamos un poco más de espacio para la opinión personal. Por supuesto, los títulos como Reverendo o Su Santidad, son, en realidad, aún peores que los mencionados por Jesús en términos de elevar al receptor. Por esa razón se debe dejar de usarlos cuanto antes.

Debido a que la Biblia usa el lenguaje masculino para referirse a ambos sexos, asumimos que los términos como “Madre” y “Señora” también son un tabú. Pero con otros términos más benignos puede ser simplemente una cuestión de determinar si los estás utilizando por miedo o si el receptor lo exige por orgullo.

Te ayudará si puedes explicar tu razón para no usar un título. Si lo haces con humildad y respeto, la mayoría de las personas razonables respetarán tu conciencia. (¡Los padres son los menos propensos a respetar tu conciencia!). Pero incluso para aquellos que rechazan tu decisión puedes encontrar otras formas de expresar tu amor y respeto, y quizás con el tiempo los conquistarás.

Un último comentario tiene que ver con el uso de una palabra prohibida en referencia a lo que una persona hace en contraste a usarla como título. Tus padres siguen siendo tus padres; tu médico sigue siendo tu médico; y los maestros siguen siendo maestros. Así que no te sientas culpable por usar esos términos para describir a las personas. El nombre de mi doctor es Juana. Pero cuando hablo con su recepcionista, puedo decir: "¿Está la médica?" o puedo decir: "¿Está Juana?". Esto es particularmente útil para los sacerdotes católicos, porque si no conoces el primer nombre de "Padre Fulano de Tal", simplemente puedes decir "el sacerdote".

Cuando hables de tus padres, todavía te referirías a ellos como tu madre y tu padre. Aún podrías darles regalos para el Día de la Madre y el Día del Padre, etc. De esta manera continuarás reconociéndolos y honrándolos como tus padres, sin usar el título... por un mayor respeto a tu Padre celestial.

El problema suele ser más difícil cuando se trata de hermanos. Los hermanos y hermanas generalmente usan el título (mamá y papá, o abuela y abuelo) cuando hablan entre ellos acerca de sus padres o abuelos. Decirles "mi padre" o "nuestra abuela" podría ser incluso más incómodo que usar el nombre real de estas personas. Sin embargo, los hermanos eventualmente se adaptan a su uso de nombres reales (probablemente porque a menudo escuchan a otros usar estos nombres para padres y abuelos) más rápido de lo que se ajustan a la frase poco natural de "nuestra madre".

Al final, debes descubrir cómo lidiar con los puntos más sutiles de obedecer a Jesús con respecto a los títulos de respeto. Pero esperamos que estos comentarios te sean de alguna ayuda en el camino.


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