Bástale al discípulo ser como su maestro, y al siervo como su señor. Si al dueño de la casa llamaron Belcebú, ¿cuánto más a los de su casa?
Mateo 10:25
Cada vez nos cuesta más convencer a la gente de que somos sólo otro grupo religioso seguro. Tarde o temprano se enteran de que se dicen muchas cosas desagradables sobre nosotros, y con lo práctico que es Google hoy en día, la pregunta llega más pronto que tarde: "¿Por qué todo el mundo dice cosas tan desagradables sobre ustedes?"

No lo hemos dicho antes en una entrevista cuando se nos ha preguntado sobre el tema, pero nuestra sincera creencia es que la razón por la que recibimos tanta oposición injustificada es definitivamente debido a nuestra decisión de seguir a Jesús. Esperamos tener más confianza para decirlo en el futuro.

Por supuesto, tenemos que estar muy seguros de que no hemos hecho nada para merecer la oposición antes de que podamos afirmar que sufrimos directamente a causa de nuestro compromiso con Jesús. Sin embargo, Jesús fue claro al respecto. Aunque hay otras razones para ser perseguidos aparte del hecho de que le seguimos, si seguimos a Jesús, él mismo nos garantiza que eso conllevará persecución.

Mucho del debate entre nosotros y nuestros críticos evita esta realidad, pero se cierne como el elefante no reconocido en la sala. Hemos decidido seguir a Jesús, y lo hemos hecho de una manera que rara vez se les ocurre siquiera pensar a todas esas iglesias que afirmarían estar haciendo lo mismo. Hemos tomado sus enseñanzas y hemos intentado practicarlas literalmente en nuestra vida cotidiana. No es meramente teología, rituales religiosos, ilusiones y experiencias emocionales. Se trata de obediencia a las enseñanzas reales de Jesús... de estar dispuestos a entregar nuestras vidas diariamente al servicio de Dios y de los demás (1 Juan 3:16); de renunciar a todo lo que poseemos (Lucas 14:33);de no preocuparnos por la comida ni el vestido (Mateo 6:25); de dejar de trabajar por la comida que perece (Juan 6:27); de ir por todo el mundo a predicar estas buenas noticias de fe, esperanza y amor (Marcos 16:15); y de enseñar a los demás a obedecer todo lo que él nos ha mandado hacer (Mateo 28:19-20).

Esto ha enfurecido al mundo entero de una manera que va mucho más allá de cualquier cosa que pudiéramos haber hecho para merecerlo. Incluso algunos de nuestros propios familiares se han vuelto contra nosotros, denunciándonos como malvados. En el pasado los medios de comunicación y la policía han apoyado a una familia que intentó matar a uno de nuestros miembros, presentando a los agresores como héroes. Otros se han unido a otro pariente que creó un sitio web dedicado específicamente a destruirnos como comunidad. Incluso otros han ido a los medios de comunicación para decir mentiras y acusaciones muy graves contra nosotros y se nos denunció (falsamente) ante de las autoridades judiciales, llevando a que las autoridades incautaran nuestros bienes para investigarnos a fondo.

Mientras la gente se nos acerca diciendo: "Seguro que no pueden estar todos equivocados. Algo habrán hecho para causar tanta animosidad contra ustedes", nos hace pensar: "Si no pueden verlo, ¿realmente serviría de algo que les dijéramos lo obvio?". La oposición que uno recibe por obedecer a Jesús es incomprensible para quienes nunca han intentado obedecerle. Pero más que eso, les enfurece solo oír hablar de ello. Todo el mundo odia a un mártir... tanto que estarían dispuestos a matar a cualquiera que cortejara ese destino. ¿Irónico, verdad?

Entre los que se oponen a nosotros, hay una conspiración silenciosa para no mencionar nuestro compromiso con las enseñanzas de Jesús cuando hablan en contra de nosotros, o para proclamar en voz alta que contradecimos totalmente todo lo que Jesús enseña. Lo que ellos han descubierto, es que cuanto más extrema es la mentira, menos probable es que la gente se tome el tiempo para comprobar si es verdad o no. Si se nos describe como peores que los asesinos en masa y los violadores en serie; si se nos llama secuestradores, pedófilos y asesinos por Cristo; si se nos llama monstruos por los que el mundo se alegraría cuando hayamos muerto, entonces la persona promedio piensa: "Caramba, deben haber hecho algo malo, incluso si sus críticos están exagerando un poco". Hasta cierto punto eso es entendible, pero nadie considera que los críticos pueden estar diciendo tales cosas porque hemos hecho algo bueno.

Y si se convencen a sí mismos y a otros de que somos tan totalmente contrarios a todo lo que Jesús enseñó, que creen que le harían un servicio a Dios encarcelándonos o incinerándonos, entonces ¿quién creería que han llegado a esa conclusión simplemente porque somos siervos de Cristo dedicados?

Un cuáquero lo expresó sucintamente al observar los desvaríos de esa respetada asamblea contra nosotros mismos: "Sencillamente han superado a los cuáqueros, y eso no les gusta".

Hemos sacado el cristianismo de los viejos y polvorientos libros de texto y hemos decidido vivirlo de verdad y eso es gravemente peligroso. A Jesús lo llamaron un demonio por las cosas que dijo e hizo. Sus oponentes estaban convencidos de que iba a destruir su templo, derrocar al gobierno y arruinar su religión. Era el inmaculado Hijo de Dios, pero tuvieron la audacia de decir que estaba poseído por un demonio. Incluso cuando curaba a la gente, había quienes decían que lo hacía con la ayuda del mismísimo diablo.

El feligrés promedio de aquél entonces, con sus obsesiones por la respetabilidad y la ortodoxia, no podía ni empezar a comprender cómo la bondad de Jesús podía dar lugar a las peores acusaciones posibles contra él. Después de todo, iban a la iglesia, hacían sus oraciones, leían la Biblia y nadie pedía su ejecución. ¿Pero cuánto de eso - por más religioso que sea - se parece a la vida y enseñanzas de Jesús? Hasta que aprendamos a aceptar que "todos los que quieran vivir piadosamente en Cristo Jesús padecerán persecución" (2 Timoteo 3:12), estaremos siempre huyendo de las cosas que nos acercarían al Jesús de la Bíblia.

Somos una comunidad de personas que han decidido seguir de verdad a Jesús (es decir, obedecer lo que enseñó), y aceptamos que vamos a enfrentar serios obstáculos en el camino. ¿Vamos a dar marcha atrás? ¿O vamos a aceptar la oposición fanática como parte integrante de lo que nuestro Maestro prometió?

La oposición contra nosotros crece. Los que se oponen a nosotros se jactan de ser cada vez más numerosos. Incluso los que afirman no estar de acuerdo con el intento de asesinato de uno de nuestros miembros dicen que deberíamos pasarlo por alto, que nosotros supuestamente hemos hecho cosas peores, que todo fue una expresión de amor de parte de los pobres individuos equivocados que lo hicieron (a pesar del hecho de que los supuestos asesinos parecen estar tramando nuevas formas de terminar lo que empezaron).

Probablemente, no hemos dicho mucho que sea nuevo en este artículo. Sin embargo, es un mensaje que se tendrá que repetir una y otra vez en los próximos años. Nos dirigimos hacia lo que la Biblia llama el peor periodo de la historia del planeta... un tiempo en el que la persecución alcanzará proporciones sin precedentes. Las cosas se van a empeorar antes de mejorar. Lo hemos dicho antes, y la oposición ha crecido. Y será necesario decirlo otra vez mientras la persecución sigue creciendo.

Mientras ellos se regocijan de sus aparentes éxitos, Jesús nos manda a regocijarnos porque todo es parte de Su plan mayor. Cuanto más aceptemos que esto va a suceder, menos nos distraeremos cuando tratemos de trabajar fielmente para Dios en un mundo que se ha extraviado terriblemente.

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