La biblia enseña que nadie se merece la salvación ya que es un regalo de Dios. (Efesios 2:8-9) A su vez, Jesús claramente exige obediencia a sus enseñanzas. (Mateo 7:21; Lucas 6:46) ¿Hay una contradicción entre estas dos declaraciones? No. Solamente existe una contradicción si alguien rechaza la verdad en cualquiera de las dos.
¿Jesús o Pablo?
El Apóstol Pablo es famoso por haber enseñado mucho sobre la gracia de Dios. Una mala interpretación de lo que él enseña puede llevar a una contradicción de las enseñanzas de Jesús. Tenemos que tener muy en claro que solamente Jesús nos puede salvar. (Juan 14:6) Las enseñanzas de Jesús son el fundamento cristiano sobre el cual edificar nuestra fe. (Mateo 7:24-27, 1 Corintios 3:11-15) Pablo aun dijo que deberíamos rechazarlo a él si él contradijere el evangelio de Jesús. (Gálatas 1:6-10) El Apóstol Pedro explicó que Pablo había escrito mucho sobre el tema de la gracia, pero que algunas de las cosas que Pablo escribió eran "difíciles de entender" y que mucha gente las torcía para sus propios fines. (2 Pedro 3:15-16) El Apóstol Judas también advirtió que había gente que usaba las enseñanzas sobre la gracia como una excusa para desobedecer a Jesús. (Judas 1:4)
Jesús es comparado con la piedra angular que se ponía al comienzo de construir un edificio. (1 Pedro 2:6-8) Esa piedra se usaba para medir todas las demás piedras y alinearlas para formar una pared recta. Si alguna piedra estaba fuera de la línea formada por la piedra angular, se movía para acomodarla conforme a la piedra angular. No se mueve la piedra angular para acomodarla conforme a alguna otra piedra. Similarmente, si las enseñanzas de Pablo parecen contradecir las enseñanzas de Jesús, tenemos la responsabilidad de seguir las enseñanzas de Jesús en preferencia a las de Pablo. Interpretamos a Pablo por medio de Jesús, no a Jesús por medio de Pablo.
Obediencia a las Enseñanzas de Jesús
Para Jesús, creerle y obedecerle significan lo mismo. (Juan 8:31-32) Jesús dice que su verdadera familia y amigos son los que le hacen caso. (Lucas 8:21, Juan 15:14) Manda a sus seguidores a salir y predicar el evangelio, enseñándole a la gente a obedecer todo lo que Jesús ha mandado. (Mateo 28:19-20) También dice que si le amamos de verdad, le vamos a obedecer. (Juan 14:23-24)
No hay ningún lugar en toda la biblia, incluyendo las cartas de Pablo, que hable en contra de obedecer a las enseñanzas de Jesús. De hecho, existen varios pasajes muy fuertes a FAVOR de obedecer a Jesús. (1 Juan 2:4-5, 2 Juan 1:9-10).
Si alguien trata de persuadirte que la gracia de Dios significa que Jesús no exige obediencia a sus enseñanzas, es una perversión del verdadero mensaje de la gracia.
Dios No Nos Debe Nada
El mensaje entero de las enseñanzas de Pablo sobre la gracia podría resumirse en "Dios no nos debe nada". Muchos judíos pensaban que por hacer ciertos rituales y seguir ciertas reglas merecían favores de parte de Dios. Pablo quiso aclarar este error. Citando el Antiguo Testamento, explicó que no existía ninguna persona capaz declararse "justa" delante de Dios, porque todos hemos hecho algo fuera de Su voluntad. (Romanos 3:10-18) No hay nada que podemos hacer para cambiar esta verdad. Todos hemos pecado y estamos destituidos de la gloria de Dios. (Romanos 3:23)
Jesús mismo dijo que Él no vino a llamar a los justos, sino a los pecadores al arrepentimiento. (Lucas 5:32) Incluso el nombre de Jesús significa "Salvador". (Mateo 1:21) Pero, ¿qué necesidad tienes de un Salvador si crees que no necesitas ser salvado? El mensaje de la gracia es que Jesús dio su vida por nosotros aún siendo pecadores. (Romanos 5:7-8) Nadie se merece la oportunidad de seguir a Jesús, pero gracias a la gran misericordia de Dios, se nos ofrece la oportunidad, sin importar lo que hayamos hecho en el pasado. (Tito 3:4-7) Es un regalo que no nos merecíamos, porque, como explica Pablo, estábamos alejados de Dios y éramos sus enemigos. (Colosenses 1:21) Si Jesús no hubiera dado su vida por nosotros, no hubiéramos podido jamás ser salvos. (Juan 3:16-17)
Libres de la Ley
Pablo enseñó que, como ya estamos bajo gracia, ya no necesitamos seguir las reglas religiosas del Antiguo Testamento. (Gálatas 3:24-26) Sin embargo, la "Ley" no incluye las enseñanzas de Jesús.
Jesús mismo dijo que la Ley y los Profetas abarcaban hasta la prédica de Juan Bautista, pero que desde entonces se predica "el reino de Dios". (Lucas 16:16) La biblia dice que la Ley vino por medio de Moisés, pero la Verdad por medio de Jesús. (Juan 1:17)
Cuando Pablo dice que estamos libres de la Ley, se refiere a las más de 600 leyes de Moisés. Nunca implica que no debemos obedecer las enseñanzas de Jesús. De hecho, Pablo dice que el cristiano, aunque no necesita seguir la Ley de Moisés, siempre está bajo la ley de Jesús. (1 Corintios 9:20-21)
Salvos Para Hacer Obras
Jesús claramente nos dice que, si no practicamos sus enseñanzas, nos cortará y echará en el fuego. (Juan 15:1-6) Santiago dice que no existe la fe sin las obras. (Santiago 2:18-26) El Apóstol Juan enseña que Jesús vino para que dejemos de pecar. (1 Juan 3:8) Pablo explica que fuimos salvos para hacer las obras que Dios ha preparado de antemano para nosotros. (Efesios 2:8-10) Dijo que la gracia de Dios nos enseña que debemos renunciar a la vida mundana, vivir una vida justa y piadosa, y que Jesús murió para redimirnos de nuestros pecados y purificarnos para hacer buenas obras. (Tito 2:11-15)
Una Analogía Fuerte
Supongamos que nosotros vivimos la mayoría de nuestras vidas en un basurero inmundo, porque no sabíamos cómo salir de allí. Supongamos que, estando en el basurero, sobrevivimos ahora comiendo caca y cualquier pedacito de comida que podemos encontrar entre medio de los excrementos. Como resultado, a menudo estamos enfermos, vomitamos muchas veces al día y varias personas mueren por las condiciones horribles de tal situación. Algunas personas se pelean por las migajas que encuentran, golpeando algunos y matando a otros. Obviamente no es una vida agradable.
Supongamos que ahora viene el Señor López, un hombre limpio y bien vestido. Él es el único que ha logrado salir del basurero. Nos dice que él ha preparado una manera para salir del basurero y también una granja donde podremos vivir y comer sanamente todos los días de nuestra vida. Nos ofrece un sándwich delicioso como una pequeña muestra de la abundancia que se encuentra en la granja. Nos explica que la granja está abierta a todas las personas que quieran vivir allí, sin importar lo que uno haya hecho en el pasado. Está abierta aun a las personas que han insultado y maltratado al dueño de la granja en el pasado. Sin embargo, nos dice que si queremos quedarnos en la granja hay ciertas reglas que debemos seguir. Estas reglas no son opcionales. Por empezar, debemos llevarnos bien con las otras personas que están en la granja. Debemos ayudar con las tareas diarias, tales como sembrar, cosechar, preparar la mesa, limpiar los cuartos, etc. Finalmente nos dice que no nos forzará a venir a la granja, que lo pensemos bien, y que decidamos por nosotros mismos qué hacer.
Uno estaría loco si dejara pasar tal oportunidad. Lo que el Señor López ofrece es un paraíso en comparación a lo que tenemos. Las reglas que nos pide seguir, si es que decidimos vivir en la granja, son justas, livianas y aun aumentan el placer de estar en la granja al dejarnos participar de su éxito.
Supongamos que aceptamos la oferta del cariñoso Señor López. ¿Nos sentiríamos orgullosos de ir a la granja? ¡Por supuesto que no! No hicimos nada para merecer vivir en la granja. No hay nada de qué jactarnos. Estábamos comiendo caca y ahora, solo por resultado de la bondad del Señor López, estamos disfrutando una vida mucho mejor.
Así es la situación con la gracia de Dios. Todos nosotros estamos perdidos en nuestros pecados, y no podemos salir de nuestro estado pecaminoso. Sin embargo, Jesús sí vivió una vida sin pecado y dio su vida para que nosotros tengamos una manera de ser salvos. Como resultado, Él nos ofrece una relación restaurada con Dios, sin tomar en cuenta los pecados que hemos cometido. Cuando uno verdaderamente acepta esta gracia de Dios, reconoce que no ha hecho nada para merecerlo. Uno tampoco se imagina que, por obedecer a Jesús, Dios ahora le debe algo a cambio. Obedecer las enseñanzas de Jesús no son solamente un requisito para estar en el reino de Dios, sino que es también parte de la gracia de Dios, porque sus enseñanzas son la manera que experimentamos ese reino. De hecho, se podría decir que ¡practicar las enseñanzas de Jesús ES el reino de Dios!
Volviendo a la analogía, supongamos ahora que mientras estamos en la granja, nos volvemos orgullosos y avaros. Empezamos a comer más que la porción que nos corresponde, a robar huevos y otras comidas para comerlas a escondidas, maltratamos a los otros invitados, insultamos al Señor López, y a enseñamos a los demás a desobedecer las reglas que el Señor López ha establecido para el buen funcionamiento de la granja. ¿Acaso no nos podría echar de la granja el Señor López? ¿No tendría él el derecho de hacer eso? Y cuando viniera a echarnos, ¿quién de nosotros le podría contestar: "tú me dijiste que estar en la granja era un regalo y que no tenía que hacer nada para merecerlo, así que puedo hacer lo que se me dé la gana y nunca me puedes echar"?
Aunque parecería una locura decirle eso al Señor López, la realidad es que muchas personas tienen esa misma actitud hacia el Señor Jesucristo. Quieren la vida eterna y el perdón de los pecados que Jesús promete, pero no quieren someterse al Camino que Jesús ha marcado para la salvación. (Mateo 7:13-14) No entienden que, aunque Jesús les ofreció el perdón de sus pecados, Él siempre tiene el derecho de retirar la oferta. (Mateo 18:23-35) Quizás tales personas empiezan siendo agradecidas por lo que Jesús hizo por ellos, pero terminan olvidándolo y aun deseando volver a la mugre de la cual vinieron. (2 Pedro 2:20-22)