Es fácil pensar que uno ya ha escuchado todo sobre el mensaje de salvación.  Hemos aprendido que no podemos ser salvos por nosotros mismos y que la única manera que Dios ha dado para ser salvo es la de arrepentirnos de nuestros pecados y creer en Jesús.

Jesucristo es la piedra que desecharon ustedes los constructores, y que ha llegado a ser la piedra angular. De hecho, en ningún otro hay salvación, porque no hay bajo el cielo otro nombre dado a los hombres mediante el cual podamos ser salvos.
(Hechos 4:11-12)

Nosotros hemos visto y declaramos que el Padre envió a su Hijo para ser el Salvador del mundo. Si alguien reconoce que Jesús es el Hijo de Dios, Dios permanece en él, y él en Dios.
(1 Juan 4:14-15)

Pero, ¿qué significa verdaderamente arrepentirse de sus pecados y creer en Jesús?  ¿Cómo sabemos si verdaderamente creemos en Jesús?

Jesús dice,

Soy el camino, la verdad y la vida.  Nadie viene al Padre salvo por mí.
(Juan 14:6)

Jesús es el Camino.  Si él es el Camino, entonces significa que si no estamos siguiendo el camino que Jesús nos muestra, todavía estamos perdidos.

El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo.
(1 Juan 2:6)

Jesús es la Verdad. Si él es la Verdad, entonces significa que si no aceptamos lo que él dice, estamos aceptando una mentira.

Por esto Dios les envía un poder engañoso, para que crean en la mentira, a fin de que sean condenados todos los que no creyeron a la verdad, sino que se complacieron en la injusticia.
(2 Tesalonicenses 2:11-12)


Jesús es la Vida.  Si Jesús es la vida, entonces significa que si no seguimos a Jesús quedaremos muertos. 

El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rechaza al Hijo no sabrá lo que es esa vida, sino que permanecerá bajo el castigo de Dios.
(Juan 3:36)

Sólo por Jesús puedes ser salvo. Si sigues su camino, conocerás la verdad y recibirás su vida eterna.

Jesús dice:

Si ustedes permanecen en mi palabra, son verdaderamente mis discípulos, conocerán la verdad, y la verdad los hará libre.
(Juan 8:31-32)

Si no permanecemos en su palabra, no somos sus discípulos, no conoceremos la verdad, y no seremos libres... todavía seremos esclavos del pecado. 

Jesús no te ofrece solamente un escape de las consecuencias de tus pecados.  Jesús te promete la VIDA eterna.  Es decir, te ofrece una forma de vivir que durará por el resto de la eternidad. 

Jesús dice:

...yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia.
(Juan 10:10)

Jesús dice:

De cierto les digo: El que oye mi palabra, y cree al que me ha enviado, tiene vida eterna; y no vendrá á condenación, mas pasó de muerte á vida.
(Juan 5:24)

Es una vida nueva.
Es una transformación completa.
Es una vida basada en el amor.
Es una vida llena de amor, cariño, paciencia, dominio propio y todas cosas buenas.
No es solo una salvación de las consecuencias del pecado, sino que es un plan de salvarnos del pecado mismo.

El que hace pecado, es del diablo; porque el diablo peca desde el principio. Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo.
(1 Juan 3:8)

Es una santidad.
Es una relación con Dios, íntima y actual.
Es un crecimiento espiritual hacia la madurez de Cristo.
Una vida en la cual sientes el perdón y amor de Dios para contigo.
Una vida en la cual sientes el amor y perdón hacia los demás.
Una vida en la cual Dios brilla por medio de ti.
Una vida sin temor a la muerte.
Una comunión con Dios.

Este es el pacto que haré con ellos después de aquellos días, dice el Señor: Pondré mis leyes en sus corazones, y en sus mentes las escribiré, y nunca más me acordaré de sus pecados y transgresiones."
(Hebreos 10:16-17)

Es importante que nos acordemos de que no merecemos nada de Dios.  Dios no te debe nada, ni jamás te lo deberá. No hay nada que puedes hacer para obligar a Dios a darte la vida eterna.  Ni siquiera tendrías la oportunidad de tener vida eterna si Dios no te la ofreciera. Esta oportunidad es un regalo, totalmente de gracia.  Dios te lo ofrece a pesar de lo que hayas hecho en el pasado.  Lo que te ofrece es: el perdón de tus pecados y una nueva vida en comunión con Él.  Esa es la vida eterna. 

Porque por gracia ustedes han sido salvados mediante la fe; esto no procede de ustedes, sino que es el regalo de Dios, no por obras, para que nadie se jacte. Porque somos hechura de Dios, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios dispuso de antemano a fin de que las pongamos en práctica.
(Efesios 2:8-10)

Porque la gracia de Dios que trae salvación á todos los hombres, se manifestó. Enseñándonos que, renunciando á la impiedad y á los deseos mundanos, vivamos en este siglo con justicia, piedad, y dominio propio, esperando aquella esperanza bienaventurada, y la manifestación gloriosa del gran Dios y Salvador nuestro Jesucristo, que se dió á sí mismo por nosotros para redimirnos de toda iniquidad, y limpiar para sí un pueblo propio, celoso de buenas obras.
(Tito 2:11-14)

Algunas personas han aprendido que la salvación de Dios por medio de Jesús es un regalo que no merecemos.  Pero tuercen esta enseñanza para decir que uno puede hacer lo que se les dé la gana y todavía recibir la vida eterna que Dios ha prometido.  Esta enseñanza es muy mala, y está condenada en la biblia.

Hay en las cartas de Pablo algunos puntos difíciles de entender, que los ignorantes e inconstantes tuercen, como lo hacen también con las demás Escrituras, para su propia perdición.
(2 Pedro 3:16)

Porque algunos hombres han entrado encubiertamente, los que desde antes habían sido destinados para esta condenación, hombres impíos, que convierten en libertinaje la gracia de nuestro Dios y niegan a Dios, el único soberano, y a nuestro Señor Jesucristo.
(Judas 1:4)

¿Qué concluiremos? ¿Vamos a persistir en el pecado, para que la gracia abunde? ¡De ninguna manera! Nosotros, que hemos muerto al pecado, ¿cómo podemos seguir viviendo en él?
(Romanos 6:1-2)

Dios no quiere complementar tu vida. 
No te ofrece mejorar un poco la vida mundana en cual estás metida.
No te ofrece tu misma vida con una capa de pintura religiosa.
No quiere cambiar una porción de tu vida. 
No es un cambio en uno o dos días de tu semana. 
Lo que te ofrece es una vida completamente nueva y revolucionaria
Es una vida en comunión con Dios TODOS los días. 
Para recibir esta vida eterna y abundante tienes que morir primero a tu vida vacía y vana.

Jesús dice:

De cierto les digo, que si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, él solo queda; mas si muriere, mucho fruto lleva. El que ama su vida, la perderá; y el que aborrece su vida en este mundo, para vida eterna la guardará.
(Juan 12:24-25)

Sabiendo esto, que nuestro viejo hombre juntamente fue crucificado con él, para que el cuerpo del pecado sea deshecho, a fin de que no sirvamos más al pecado.
(Romanos 6:6)

Jesús dice:

De cierto te digo que el que no nace de nuevo no puede ver el reino de Dios.
(Juan 3:3)

Sólo Jesús te salvará.  Sólo por medio de la fe en Jesús podrás ser salvo.  Pero la fe que Dios requiere no es una de creencia intelectual.  No es una de creer algo teológico sobre Dios.  Es simplemente el creerle a Jesús, todo lo que él dice.  Si verdaderamente creemos lo que él dice, lo mostraremos con nuestras acciones. 

Hermanos míos, ¿de qué aprovechará si alguno dice que tiene fe y no tiene obras? ¿Podrá tal fe salvarlo?  Y si un hermano o una hermana están desnudos y tienen necesidad del mantenimiento de cada día, y alguno de ustedes les dice: «Vayan en paz, que estén calientes y saciados», pero no les da las cosas que son necesarias para el cuerpo, ¿de qué sirve? Así también la fe, si no tiene obras, está completamente muerta.  Pero alguno dirá: Tú tienes fe y yo tengo obras. Muéstrame tu fe sin tus obras y yo te mostraré mi fe por mis obras.
(Santiago 2:14-18)

Es por medio de creer las enseñanzas de Jesús que recibimos la nueva vida que comienza aquí y ahora y que continuará por el resto de la eternidad.  Cuando una persona verdaderamente cree en Jesús y lo ama, su amor por Él lo lleva a obedecer Sus enseñanzas.

Jesús dice:

¿Quién es el que me ama? El que hace suyos mis mandamientos y los obedece. Y al que me ama, mi Padre lo amará, y yo también lo amaré y me manifestaré a él.
(Juan 14:21)

Jesús dice:

El que me ama, obedecerá mi palabra, y mi Padre lo amará, y haremos nuestra vivienda en él. El que no me ama, no obedece mis palabras. Pero estas palabras que ustedes oyen no son mías sino del Padre, que me envió.
(Juan 14:23-24)

Hoy en día hay mucha confusión con respecto al cristianismo.  Muchas personas dicen creer en Jesús, pero ¿podemos ver su fe en su forma de vivir? 

Algunas personas que se llaman cristianas aun luchan en contra de las cosas que estamos estudiando en este artículo.  Quieren llamar a Jesús su Señor (para poder recibir todas las promesas de vida eterna que él promete), sin verdaderamente aceptarlo como su Señor.  Un Señor es un jefe, un amo, alguien que te manda hacer su voluntad.  Pero estas personas no quieren que Jesús les cambie su vida.  No confían que él sabe lo que es mejor para ellos.  Pueden hacer muchas cosas religiosas que a veces parecen ser hechas en fe, pero que en realidad no lo son, porque no fueron hechas en obediencia a Dios. 

Solamente Jesús te salvará y te dará una nueva vida.  Si verdaderamente has nacido de nuevo, si verdaderamente has aceptado a Jesús, tu fe será evidente por medio de un cambio de vida total dedicada a hacer la voluntad de Dios, conforme a las enseñanzas de Jesús.

Jesús dice:

No todo el que me dice: "¡Señor, Señor!", entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: "Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?" Entonces les declararé: "Nunca los conocí.  ¡Apártense de mí, hacedores de maldad!"
(Mateo 7:21-23)

Jesús dice:

¿Por qué me llaman ustedes "Señor, Señor", y no hacen lo que les digo?
(Lucas 6:46)

Es más, la biblia es clara en declarar que la única manera que podemos decir que lo conocemos verdaderamente a Jesús es si obedecemos sus mandamientos y que cualquiera que dice conocer a Jesús y no obedece sus mandamientos es un mentiroso.

En esto sabemos que nosotros lo conocemos, si guardamos sus mandamientos. El que dice: «Yo lo conozco», pero no guarda sus mandamientos, el tal es mentiroso y la verdad no está en él. Pero el que guarda su palabra, en ese verdaderamente el amor de Dios se ha perfeccionado; por esto sabemos que estamos en él.
(1 Juan 2:3-5)

Cualquiera que se extravía y no persevera en la doctrina de Cristo, no tiene a Dios; el que persevera en la doctrina de Cristo, ese sí tiene al Padre y al Hijo.
(2 Juan 1:9)

Supongamos que somos dueño de un coche y se ha descompuesto.  Lo llevamos a un mecánico, quien dice ser un experto en arreglar coches.  Antes de dejar el vehículo con el mecánico, le preguntamos si por lo menos nos puede mencionar diez partes del motor y para qué sirven cada una de ellas, para así estar seguros de que el mecánico sabe lo que está haciendo. 

Supongamos que el mecánico nos responde, "Bueno, sé que existe el radiador, un lugar en donde poner aceite y por lo menos hay una manguera, pero no me acuerdo de lo demás."  ¿Te sentirías cómodo en dejar tu coche con un mecánico que no sabe siquiera diez partes principales del motor?  ¡Por supuesto que no!  Cualquier persona que esté trabajando de mecánico día tras día conocerá muy bien todas las partes de un motor, porque trabaja con ellos todos los días.

Sin embargo, ¿qué es lo que pasa con el cristianismo de hoy en día?  Puedes preguntarle a miles de personas que se llaman cristianas si saben por lo menos 10 cosas que Jesús nos mandó a hacer en la biblia, y la mayoría no tendrá idea.  Aun se encuentran personas que han asistido a la iglesia semana tras semana por años, que todavía no saben lo que Jesús les ha mandado hacer.  ¡Qué locura! 

El problema es que tales personas no están trabajando en obedecer a Jesús todos los días.  Su cristianismo no está basado en lo que enseñó Cristo, sino en lo que les dice su pastor, un predicador en la tele, o lo que ellas piensan por sí mismas.  Pueden acordarse de lo que dijo un autor famoso, lo que dijo Moisés, Salomón o Pablo, pero parecen no tener conocimiento de lo que dijo el Único que nos puede dar la vida eterna.  

Sólo Jesús nos salvará.  Y nadie engaña a Jesús.  Él sabe quienes son los que están tratando de hacer su voluntad y quienes son los que pretenden creer en Él.

"Pero el fundamento de Dios está firme, teniendo este sello: «Conoce el Señor a los que son suyos» y «Apártese de maldad todo aquel que invoca el nombre de Cristo»."
(2 Timoteo 2:19)

Jesús dice:

Mis ovejas oyen mi voz y yo las conozco, y me siguen; yo les doy vida eterna y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano.
(Juan 10:27-28)

Pero, ¿conocemos nosotros a Jesús?  ¿Oímos su voz y le seguimos verdaderamente?  Sin fijarte en la biblia, ¿cuántos de los mandamientos de Jesús puedes recordar?  No estamos hablando de los mandamientos de tu iglesia, de tu pastor, de Moisés, de Salomón o de Pablo.  Sólo Jesús te salvará.  Sólo Jesús.  ¿No es hora de averiguar lo que él nos manda hacer para recibir esta vida eterna que él promete?

Jesús dice:

Por tanto, todo el que me oye estas palabras y las pone en práctica es como un hombre prudente que construyó su casa sobre la roca. Cayeron las lluvias, crecieron los ríos, y soplaron los vientos y azotaron aquella casa; con todo, la casa no se derrumbó porque estaba cimentada sobre la roca. Pero todo el que me oye estas palabras y no las pone en práctica es como un hombre insensato que construyó su casa sobre la arena. Cayeron las lluvias, crecieron los ríos, y soplaron los vientos y azotaron aquella casa, y ésta se derrumbó, y grande fue su ruina.
(Mateo 7:24-27)

¿Construirás tu fe sobre la arena o sobre la roca de las enseñanzas de Jesús?

Si al leer este artículo, te das cuenta de que verdaderamente no eres un Cristiano, ¿por qué no tomar la oportunidad en entregarte a Dios ahora mismo?  

La fe es una decisión de creer lo que Jesús dice.  Escucha a Jesús, confía en lo que te dice y empieza a hacer todo lo posible para poner en práctica lo que él manda.  

Créele a Jesús. ¡Tu salvación depende de esto!  

Pide a Dios por Su Espíritu Santo que te transformará por dentro.  Deja que Dios cambie tu vida por completo, renunciando tu propia voluntad y sometiéndote a la voluntad de Jesús, el único que te puede salvar.  

¡Él te dará el perdón de tus pecados y la vida eterna!

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