El Mensaje - Las Palabras Radicales de Jesús
105. Desde el tiempo de Juan el Bautista hasta ahora, al Reino Celestial se entra con gran esfuerzo, ¡y solo los que se esfuerzan se apoderan de él!
106. El Reino Celestial es como un tesoro que yace enterrado en un campo. Un día, un hombre lo descubre. Inmediatamente, lo vuelve a cubrir y gozosamente vende todo lo que posee (considerándolo un pequeño sacrificio) para poder comprar el campo en donde está enterrado el tesoro.
107. Sí, el Reino Celestial es como el comerciante que pasa su vida buscando la perla perfecta. Cuando finalmente la encuentra, vende todas sus posesiones y la compra.
108. El que tenga oídos que escuche lo que digo. A los que me siguen se les ha otorgado el conocer los misterios del Reino Celestial, pero a los demás se les habla en parábolas y alegorías. Ellos escuchan pero no entienden, miran pero no ven.
109. El Reino Celestial es como un agricultor que esparció semilla en sus campos. Aunque el proceso siempre permanece como un misterio para él, las semillas continúan brotando y creciendo sin necesitar su ayuda. La tierra hace crecer las semillas. Primero brota el tallo de la tierra, luego aparecen las espigas de trigo y luego los granos del trigo maduran. Finalmente el agricultor toma su hoz porque el tiempo de la cosecha ha llegado.
110. El Reino Celestial es como una semilla tan pequeña como la de mostaza que es sembrada en un campo y termina creciendo mucho más grande que las otras plantas del huerto, al punto de llegar a ser tan alta como un árbol; un lugar donde las aves pueden anidar y encontrar refugio.
111. Es como la pequeña porción de levadura que uno usa para hacer pan. Aunque esté mezclada con una gran porción de harina, fermenta toda la masa.
112. También se puede comparar con la red de un pescador que es echada al agua y recoge toda clase de peces. Cuando se llena, el pescador la arrastra hasta la orilla. Allí recoge en cestos los pescados buenos y desecha los malos.
113. Así será al final de esta época. Los ángeles vendrán y separarán a los malvados de los hijos de Dios y arrojarán a los malvados en el fuego: un lugar de sufrimiento y remordimiento.
114. Porque el Reino Celestial es como el campo de trigo del agricultor que sembró buena semilla. Una noche, mientras el agricultor dormía, su enemigo vino y sembró maleza entre el trigo y se fue. Cuando las primeras espigas de trigo brotaron de la tierra, apareció también la maleza.
115. Al ver esto, vinieron los trabajadores al agricultor y con voces angustiadas le dijeron: «Señor, ¿no sembramos buena semilla en su campo? ¿Cómo es que hay tanta maleza?».
116. El agricultor contestó: «Un enemigo ha hecho esto». «¿Quiere usted que la arranquemos?», preguntaron los trabajadores. «No», respondió el agricultor, «si arrancan la maleza, arrancarán sin querer parte del trigo también. Déjenlos crecer juntos hasta el tiempo de la cosecha; y al tiempo de la siega les diré a los segadores que recojan primero la maleza y la aten en manojos para quemarla. Luego, recogerán el trigo y lo pondrán en mi granero».
117. Esta es la explicación: el que sembró la buena semilla soy yo. El campo es el mundo. La buena semilla representa a los hijos del Reino Celestial, mientras que la maleza representa a los hijos del malvado. El enemigo que sembró la maleza es el diablo. La cosecha es el fin del mundo y los segadores son los ángeles.
118. Así como la maleza fue recogida y quemada en el fuego, así también será al final de esta época. Yo mandaré a mis ángeles y ellos recogerán a todos los que causan tropiezo y a aquellos que viven en desobediencia, y los echarán fuera de mi reino a padecer en un lugar de lamento y tormento.
119. Entonces los justos brillarán como el sol en el reino de su Padre. Si tienen oídos para oír, entonces escuchen mi mensaje.
120. Todo reino que está dividido contra sí mismo está perdido; y toda ciudad u hogar dividido contra sí mismo finalmente fracasará. De la misma manera, si Satanás pelea contra Satanás, contra sí mismo está dividido. ¿Cómo, pues, podrá su reino permanecer por largo tiempo?
121. Uno no puede robar a Satanás sin primero atar a Satanás. Se me acusa de echar demonios por el poder de Satanás; pero si yo echo fuera los espíritus malvados y hago señales y prodigios por el poder de Satanás, entonces, ¿qué poder usan los religiosos que me acusan cuando ellos hacen lo mismo? Que sean ellos sus propios jueces.
122. Sin embargo, si yo expulso los espíritus malvados por medio del Espíritu de Dios, entonces es prueba de que el Reino de Dios ya ha venido a ustedes.
123. ¿Entienden ustedes estas cosas? Les aseguro que una persona estudiosa que es enseñada bien en cuanto al Reino Celestial, será como el dueño de una casa que sabe cómo aprovechar bien sus pertenencias de valor, sean viejas o nuevas.
Referencias:
105. Mateo 11:12
106. Mateo 13:44
107. Mateo 13:45-46
108. Mateo 13:9; Mateo 13:11; Mateo 13:13
109. Marcos 4:26-29
110. Mateo 13:31-32
111. Mateo 13:33
106. Mateo 13:44
107. Mateo 13:45-46
108. Mateo 13:9; Mateo 13:11; Mateo 13:13
109. Marcos 4:26-29
110. Mateo 13:31-32
111. Mateo 13:33
112. Mateo 13:47-48
113. Mateo 13:49-50
114. Mateo 13:24-26
115. Mateo 13:27
116. Mateo 13:28-30
117. Mateo 13:37-39
113. Mateo 13:49-50
114. Mateo 13:24-26
115. Mateo 13:27
116. Mateo 13:28-30
117. Mateo 13:37-39
118. Mateo 13:40-42
119. Mateo 13:43
120. Lucas 11:17-18
121. Mateo 12:27-29
122. Mateo 12:28
123. Mateo 13:51-52
119. Mateo 13:43
120. Lucas 11:17-18
121. Mateo 12:27-29
122. Mateo 12:28
123. Mateo 13:51-52