Opiniones, experiencias, costumbres y creencias sobre el sexo difieren tanto que casi nada se puede decir dogmáticamente sobre el tema. Sin embargo, esta es un área donde abundan los dogmas... desde los dogmas religiosos restrictivos hasta los permisivos dogmas liberales (por ejemplo, "no hay nada malo si te hace sentir bien"). Incluso como individuos fluctuamos con respecto a lo que nos parece correcto. Recordamos con vergüenza cosas que hicimos cuando estábamos muy excitados, aunque sabemos que en condiciones similares es posible que lo haríamos de nuevo.

Sin embargo, vamos a compartir algunas observaciones que pueden ayudar a reducir la brecha entre estos dos enfoques extremos a los asuntos sexuales:

1. Los tiempos han cambiado.


La moralidad no debe ser afectada por cambios de modas, pero mucho de lo que pasa por ser moralidad es, en sí, solo tradición. Aquellos que dicen que la gente era igual de promiscua durante la época victoriana (aunque en secreto) están igual de equivocados como los que sostienen que las personas pueden ser tan sexualmente refrenadas hoy como lo eran en el siglo 19.

Dos grandes cambios son los métodos anticonceptivos modernos y los medios de comunicación masiva. Estos dos factores trabajan juntos para promover una mayor actividad sexual: los medios de comunicación dan estimulación sin cesar, mientras los anticonceptivos elimina la amenaza de los embarazos no deseados.  Rechazar usar métodos anticonceptivos sin rechazar los medios de comunicación ha puesto demandas imposibles a millones de personas.

El sexo es utilizado en la publicidad, música, películas, TV y novelas. Si podríamos escapar del contacto directo con todo eso, todavía no podríamos escapar de la influencia de una sociedad que también ha sido adoctrinada por los medios de comunicación con respecto al sexo. Cuando todas las personas a nuestro alrededor suponen que la promiscuidad sexual es lo normal, es difícil mantener una convicción y estilo de vida que difiere de eso. El desempeño sexual es una parte tan importante de los valores occidentales que incluso las esposas de los líderes de la iglesia compiten por la atención del sexo opuesto a través de la ropa, el maquillaje, joyas, etc. (contrario a 1 Pedro 3:3-4).

Uno podría volverse loco tratando de alejarse de todas esas tentaciones. O uno podría reconocer los métodos anticonceptivos como parte de "la salida" que Dios provee. (1 Corintios 10:13) En otras palabras, en una situación (es decir, el matrimonio) en cual un poco de actividad sexual no se considera pecado (Hebreos 13:4), entonces tompoco se debe considerar como pecada un montón de actividad sexual en tal situación. De un modo u otro, va a haber más actividad sexual por resultado de toda la estimulación sexual que es lanzada hacia nosotros desde todas direcciones hoy en día. Todo lo que es necesario para que las parejas puedan tener relaciones sexuales con más libertad es usar un método anticonceptivo. (Los problemas de los solteros se abordan en el siguiente punto.)

2. La curiosidad y la excitación no son lujuria.


Es casi imposible que uno detenga sus impulsos biológicos, pero no es tan difícil mantener un compromiso de castidad. Un malentendimiento sobre lo que Cristo dijo sobre el adulterio en el corazón (Mateo 5:27-28) ha llevado a muchas personas a una vida de sentimientos de culpa por estar interesados o excitados sobre pensamientos de sexo. Añádase a esto la sugerencia de que incluso dentro del matrimonio es pecado querer sexo por placer (mientras al mismo tiempo tratar de evitar el embarazo) y terminas con una sociedad de personas que están predicando algo que muy pocas de ellas puedan practicar.

Rara vez los más estrictos puritanos condenan emisiones nocturnas. Sin embargo, muchos son rápidos en condenar emisiones diurnas (es decir, la masturbación) como lujuriosa y espiritualmente adúltera. Sin embargo, la masturbación y/o relaciones sexuales regulares en el matrimonio a menudo son las mejores maneras de evitar cometer el adulterio, por medio de tratar con la excitación de tal forma que se elimine la presión biológica de cometer el adulterio.

Cuando Jesucristo dijo a los fariseos que eran culpables de haber cometido adulterio en su corazón, no estaba condenándolos por estar excitados sexualmente; en cambio, él sabía que querían ser infieles a sus esposas, pero que se restringían solamente por miedo de ser descubiertos.

Condenar el uso de los anticonceptivos y la masturbación (dos áreas en cuales la Biblia es notablemente silenciosa) crea sentimientos injustos de culpa en las personas que están constantemente empujadas por los medios hacia algún alivio sexual. Esta forma no natural de condenación en realidad ha fomentado la homosexualidad, la prostitución y la infidelidad (¡temas sobre los que la Biblia sí dice algo claro!).

Si estás frustrado sexualmente, pero no quieres cometer adulterio, entonces la masturbación o el aumento de relaciones sexuales matrimoniales son las soluciones obvias. Por supuesto, si quieres cometer adulterio, te atrevas a cometerlo o no, aún así eres culpable de codiciar algo ilícito. Ese es el punto que Jesús estaba haciendo en Mateo 5:27-28.

3. Hay un lugar para dobles estándares. 


La forma en que una pareja se comporta en el dormitorio obviamente no es la manera que se deberían comportar en público. La sexualidad descarada, como se dijo anteriormente, es una fuente constante de frustración sexual para muchos. Así que un matrimonio debería de considerar el efecto que sus acciones tendrán con los demás antes de hacer alarde de sus libertades. Lo que una persona da por sentado puede ser muy vergonzoso para otros; tenemos que respetar los sentimientos de los demás.

Mucha de la aventura en el matrimonio proviene de la exploración y el descubrimiento sexual. Mientras que los jóvenes necesitan sentirse libres de hablar sobre cuestiones sexuales, el lugar ideal para que ellos encuentren las respuestas a muchos temas que simplemente son de curiosidad, es en la compañía de la persona con cual se han casado. Es una pena que los medios de comunicación hayan robado a los jóvenes de muchas de las alegrías de ese descubrimiento.

4. Por último, el verdadero problema (de nuevo) es el MATERIALISMO.


La iglesia ha, por demasiado tiempo, echado la culpa de la inmoralidad sexual en las espaldas de las masas sexualmente activas, con solo raras críticas a los comerciantes que han explotado el sexo para vender sus productos. Hasta que los verdaderos culpables sean denunciados, la confusión y la condenación falsa continuarán.

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