Un tiempo vendrá cuando Dios levantará a los pobres, tristes y débiles (Lucas 6:20-23), y humillará a los ricos, cómodos y fuertes. (Lucas 6:24-26 y Lucas 3:05)
Cierta gente lucha contra esta revolución toda su vida. Ellos son los ricos y poderosos, ya que ocupan más de lo que necesitan de los pobres. Al fin de cuentas, Dios los humillará. Otros han sufrido debido a la avaricia de los ricos. Ellos se sorprenderán cuando Dios los bendiga para siempre y los eleve. (Lucas 16:25-26)
Un cambio de tal magnitud se llama "revolución". Jesús hizo esto predicando las buenas nuevas a los pobres, diciéndoles que Dios iba a proveer por sus necesidades si compartían sus bienes y sus vidas con los demás en vez de competir por las cosas. (Lucas 4:18, Lucas 7:22) Por supuesto, estas enseñanzas fueron vistas como mala noticia por los ricos, que no tenían ninguna intención de compartir sus riquezas con los pobres. (Lucas 16:14)
Las palabras "arrepentimiento" y "revolución" significan "dar vuelta". Jesús quiere que la gente se "de vuelta". (Lucas 24:47) Entonces, ¿cómo hacemos esto? Una revolución es dejar de trabajar por el dinero y empezar a trabajar por el amor. (Lucas 5:10-11, Lucas 5:27-28) Pero hay otras.
Cuando empezamos a seguir las enseñanzas de Jesús, nuestras vidas se convierten en una gran revolución. Renunciamos a todo lo que tenemos y somos, y nos convertimos en pobres. Aprendemos a estar contentos con lo que Dios elige darnos. (Lucas 12:33, Lucas 14:33)
Este paso hacia abajo, de ser rico a ser pobre, del honor a la humildad, e incluso del trabajar al descansar, es contrario a los valores de nuestra sociedad.
Pero es el primer paso de un ciclo. Es un movimiento hacia abajo, hacia la humildad y la disciplina.
Si la vida fuese unicamente disciplina y sufrimiento, sería fácil abandonar la fe en desesperación. Pero hemos visto que cuando hacemos lo que podemos para confiar y servir a Dios, pronto todo se da vuelta. (Romanos 8:28) Ahora tenemos una razón para vivir y relaciones más sanas con Dios y con los demás. (Lucas 9:23-24, Lucas 17:33, Lucas 18:29-30)
Esto es el movimiento hacia arriba (o bendición) del ciclo. Es por eso que a menudo decimos que el camino de Dios hacia arriba es el camino hacia abajo. Cada prueba es seguida (tarde o temprano) por un tiempo de bendición.
Por supuesto, cada vez que Dios nos bendice, existe la tentación de no darle honor; y cada vez que nos humilla, existe la tentación de rebelarse contra Él o darse por vencido. Pero si nos mantenemos fieles, este movimiento hacia arriba y hacia abajo se conviertirá en el movimiento de una rueda. A medida que la rueda gira, se avanza. Y con cada nueva revolución que sobrevivamos, habrá más crecimiento en cada uno de nosotros.