Hay muchas actividades necesarias de llevar a cabo a fin de mantener una comunidad cristiana eficaz y eficiente. Lavar la ropa, lavar los platos, mantener los vehículos en buen estado, acomodar la sala de estar, limpiar los baños, son todas actividades que ayudan a los miembros de la comunidad. Sin embargo, algunos cristianos se acercan a estos puestos de trabajo con una mala actitud, como si estos trabajos menos glamorosos no requieren que sean hechos con todo nuestro corazón. Esto no debería ser así.
En la mayoría de las organizaciones, y especialmente en las comunidades a tiempo completo como la nuestra, las personas no tienen el lujo de seleccionar todas las actividades que quieren hacer. A veces, los trabajos son elegidos para nosotros. Esto es un cuadro realista de la dinámica de lo que significa cooperar con los demás mientras trabajamos como parte de un grupo o equipo más grande que nuestro individualismo.
Parece que cuando se nos da deberes y responsabilidades que no son de nuestra propia elección, estamos más inclinados a 'aflojar', quejarnos, a arrastrar los pies, y en general, no hacer un gran esfuerzo para asegurar que nuestra responsabilidad particular sea atendida con diligencia. ¡Por desgracia, algunas personas aflojan incluso cuando eligen sus propias actividades y responsabilidades! Esta tendencia a ser menos entusiastas acerca de algunos puestos de trabajo es comprensible. Es natural que pongamos más entusiasmo en hacer lo que hemos elegido nosotros. Pero una parte del mensaje cristiano es que Jesús, a través de Su Espíritu, nos da poder para transformar nuestra naturaleza egoísta, y moldearnos a la naturaleza generosa de Dios. Estar "en el Espíritu" significa elegir lo que Dios quiere por encima de lo que queremos nosotros.
Y así, con esto en mente, debemos cuestionar nuestra sinceridad cuando no realizamos trabajos con todo nuestro corazón simplemente porque 'no nos gusta', porque no era nuestra elección o porque 'no podemos ver el punto' en hacerlo. ¿Qué está sucediendo realmente en nuestro espíritu cuando damos excusas así al hacer un mal trabajo? Seguro que no es algo bueno. ¿Entonces, por qué nos permitimos tener esta actitud quejosa?
Recuerda que Dios ve todo lo que hacemos. No importa qué tan baja categoría o aparentemente insignificante una tarea en particular puede parecer, Dios se preocupa por ella. Él sigue viéndonos, y busca el entusiasmo en nosotros. Es importante mantener una visión de Dios y la eternidad en todo momento, 24/7. No es algo que se debería abrir cerrar como un grifo. Esta visión eterna de hacer todo como si lo estuviésemos haciendo para Dios debe tener un efecto en cadena en todo lo que hacemos.
Todas las actividades que realizamos como cristianos son un reflejo visible de la relación interior e invisible que tenemos con Cristo. Todo es parte de nuestro testimonio al mundo y nuestro amor por los demás. Cuando logremos tener esa perspectiva, ésta revolucionará todo lo que hacemos. En una comunidad cristiana, todas las tareas se pueden hacer para la gloria de Dios. Los platos que vas a lavar... ¡son los platos de Dios! Ese suelo que estás barriendo... ¡es el piso de Dios! Estás trabajando para Dios! Él es tu Proveedor, y Él es al que realmente sirves.
Así que no perdamos de vista esta perspectiva eterna, y hagamos todas las cosas, no importa lo que sea, por la gloria de Dios (1 Corintios 10:31). Todo lo demás es, en realidad, sólo una pérdida de tiempo.