En el séptimo capítulo del Apocalipsis (acerca del ejército de 144.000 personas) ha sido ignorado así como la gran parte del Apocalipsis por la mayoría de los cristianos sobre la base de que los fanáticos podrían interpretarlo erróneamente para hacerles pensar que forman parte del ejército y que otros no. ¡Que tonto! Lo mismo podría suceder con muchas otras partes de la biblia, y no evitaríamos el tema solo por esa razón.
Como mínimo, necesitamos tomar más en serio las lecciones que están implícitas en el pasaje en general, ya que probablemente se relacionarán con nosotros en algún momento en el futuro. No deberíamos simplemente arrancar ese capítulo de la biblia porque pudiera ser malentendido.
¿Qué lecciones son estas?
En este artículo, vamos a enfocarnos especificamente al hecho de que estas 144 mil personas son descritas como "vírgenes" "que no fueron contaminadas con mujeres".
Aparte de las referencias sobre el 'ejército de Virgenes', hay pasajes mucho más claros en otras partes de la Biblia, sobre nuestra necesidad de renunciar a nuestros cónyuges e hijos (incluidos los potenciales cónyuges e hijos) para servir a Dios. Apresurarse a casarse sin haber considerado el celibato como una opción hace que luego sea más fácil alejarse de la obediencia literal a prácticamente cualquier otra cosa que Jesús haya enseñado.
No vemos ningún motivo para prohibir el matrimonio (como hacen los católicos con sus líderes), ya que la biblia enseña que tal doctrina es incorrecta. (1 Timoteo 4:1-3) Pero sí necesitamos enseñar lo que se enseña en la biblia, y estar bastante seguros de decirle a la gente a dónde es probable que el matrimonio los guíe. Las probabilidades son que, si algunos de los solteros se casan, puede significar perder a un par de guerreros radicalmente comprometidos al 100% a Cristo. No tiene que ser así, pero la mayoría de las veces, lo es.
Este pensamiento (acerca de que el matrimonio no es la opción recomendada) podría reforzar la idea de que el ejército de 144,000 puede ser compuesto por personas literalmente vírgenes, es decir, hombres célibes que nunca tuvieron sexo. Pero existe la posibilidad de que la virginidad mencionada aquí signifique algo más como personas "santas" que han sido apartadas para el servicio del Maestro, y que se niegan firmemente a permitir que el sexo las distraiga de la voluntad de Dios. Tanto si tomamos la interpretación totalmente literal (es decir, que el ejército está compuesto solo por vírgenes literales) o en un sentido menos literal (es decir, que personas casadas también pueden calificar para este ejército) las condiciones aún serían bastante estrictas.
Pablo dice a los corintios: "el tiempo es corto; resta, pues, que los que tienen esposa sean como si no la tuviesen" (1 Corintios 7:29). En otras palabras, aquellos que están casados aún pueden formar parte de este 'ejército', pero la única forma de hacerlo sería muy seriamente, y quizás muy literalmente, renunciando a nuestros cónyuges. La iglesia católica tiene algo parecido a eso, donde un hombre casado puede convertirse en sacerdote dejando literalmente a su esposa. El sistema en general se perturba por esto, pero los católicos todavía lo hacen ocasionalmente. Y eso puede ser solo una pequeña muestra del tipo de compromiso que Dios quiere de nosotros. Lo que dijo Pablo hace eco de lo que dijo Jesús acerca de que ningún hombre puede ir tras Él a menos que esté dispuesto a "aborrecer" a su esposa. (Lucas 14:26)
No estamos interesados en tratar de deshacer los matrimonios. Pero tampoco estamos obligados a tolerar la rebeldía, ni a esposas rebeldes, ni a ningún rebelde. Algunas parejas pueden enojarse con la idea de tener que renunciar a su cónyuge para servir a Dios, y los solteros también pueden enojarse con la idea de tener que renunciar a la idea del matrimonio; pero la conclusión final es que no debemos permitir que nadie, ya sean cónyuges, amigos, hijos, etc., nos impida poner a Dios primero en nuestras vidas. Esto es especialmente importante para los esposos, que necesitan ser los líderes espirituales en sus familias y esperar que sus esposas (y sus hijos) también se sometan a la autoridad de Dios. Cuando pones a Dios primero, obtienes las recompensas espirituales en términos de tu relación con Dios Y en los de tu relación con tu esposa e hijos.
Una vez que tenemos claro en nosotros mismos que Dios realmente es nuestra autoridad final, puede ser muy liberador espiritualmente, y nos ayudará a no sentir que tenemos que justificar un enfoque tan radical a cualquiera de nuestros amigos, colegas, familiares u otras supuestas "autoridades" del sistema. Todas estas personas unánimamente "desprecian la autoridad".
Ellos desprecian nuestra autoridad como cristianos, la autoridad de Dios y la autoridad de cualquier otra persona, excepto la suya. No están convencidos de que hayamos encontrado la respuesta en las enseñanzas de Jesús. Ni tampoco consideran Sus enseñanzas como la perla de gran precio por la cual venderían todo lo que poseen.
Esto no quiere decir que no debemos tratar de ser amigables con estas personas, pero es importante recordar que los indecisos nunca son neutrales, aunque siempre pretendan serlo. De hecho, suelen ser los "amigos" más peligrosos. Todas estas personas están gobernadas por una conciencia social, es decir, una necesidad de ser aceptados ante los ojos de los demás. Y, por lo general, incluso sus gentilezas ocasionales se calculan cuidadosamente para demostrarnos algo a nosotros, a los demás o al sistema.
Deberíamos en lo mínimo, estar dispuestos a cortar nuestros lazos con todos estos restos de respetabilidad que cada una de estas relaciones amistosas y familiares representan, y desaparecer espiritualmente, si es necesario, misteriosamente en la forma que lo hacen todas las llamadas "sectas". En primer lugar, es la disposición de cualquier grupo cortar todos los lazos con sus familias y con el sistema lo que hace que sean etiquetados como una "secta"; pero es esta misma disposición la que las hace tan eficaces. Puede que sea tiempo que descubramos la misma efectividad al asumir la postura en este asunto de renunciar a nuestros cónyuges (e incluso a nuestras posibilidades de tener un cónyuge) para servir a Dios.
Incluso si el ejército virgen incluye a aquellos que "no se contaminaron con mujeres" en el sentido espiritual, entonces cualquiera que esté siendo manejado por otra persona (su esposa, hijos, intereses románticos, amigos del sistema o simplemente su propio emocionalismo) estará fuera del ejercito incluso antes de empezar.
Los estándares son altos, pero eso es lo que se debe predicar, y hacia lo cual debemos aspirar. Solo la gracia de Dios puede permitir que algunos de nosotros formemos parte del ejército virgen; y tal vez Su gracia solo estará disponible para aquellos de nosotros que estemos al menos preparados para reconocer lo que los estándares deben ser. Y esos estándares incluyen renunciar a los cónyuges e hijos para servir a Cristo en la medida que Él elija.
No debemos permitirnos ser intimidados o consentidos para hacer concesiones. Si renunciar a los cónyuges e hijos es el estándar, que así sea.
Si entendemos que este concepto de ser "vírgenes" y de "no contaminarse con mujeres" es parte de un trayecto de cuidado continuo, y algo que tiene un efecto espiritual en cada área de nuestra vida, entonces deberíamos enseñarlo y hacer todo lo posible para empezar a practicarlo ahora. Los "hijos (y las hijas) de Dios" debemos estar completamente entregados a Dios Padre, para que ningún espíritu seductor (ni espíritu de Eva) pueda interponerse entre nosotros y Él. Por ejemplo, los que están casados, deben ser como si no lo estuvieran, sometiendo su relación matrimonial a la voluntad y dirección de Dios en todos los aspectos. Aquellos que no están casados, deben esforzarse por desarrollar y mantener una visión de celibato y, nuevamente, aprender a disciplinar su propia voluntad para someterse a la voluntad y dirección de Dios.
En terminos prácticos, tal doctrina se vuelve menos pesada cuando podemos reconocer la legitimidad de la masturbación. Esa es una clave vital que ha sido omitida por casi todos los que enseñan el celibato. Debido a que se ha dejado de lado, ha resultado la hipocresía sexual y la perversión. (Nota: Incluso la enseñanza de la anti-masturbación parece ser un producto de la influencia de Jezabel en las iglesias, donde las madres tienden a ser las que han dictado lo que es correcto e incorrecto para sus hijos, en lugar de sus padres).
Al aceptar la masturbación, un hombre probablemente podría aceptar más fácilmente estar separado de su esposa para servir a Cristo. Ser célibe no significa que una persona sea asexual, es decir, que no experimente deseo sexual. Pero al practicar la masturbación, significa que las necesidades sexuales de una persona no dictan su estilo de vida. Las necesidades sexuales son como otras necesidades biológicas... es decir, son solo biológicas. (Por ejemplo) No vamos a dejar de ir al baño para servir a Dios, pero podemos estar de acuerdo en no hacerlo en público sin sentir que es una ética imposible de seguir. Y lo mismo ocurre con el sexo. La eyaculación es una necesidad biológica, pero un hombre puede aceptar no participar en relaciones sexuales ilegítimas y estar de acuerdo en que no comprometerá su papel como líder espiritual en su familia.
Entonces ¿qué pasa con los solteros que podrían querer casarse? no se les puede prohibir que se casen a aquellos que no han estado casados previamente, (de acuerdo con 1 Timoteo 4:1-4), pero es casi una promesa que estás personas "tendrán aflicción de la carne" (1 Corintios 7:28) que no podrían haber imaginado antes y que pondrían a prueba su determinación en maneras que el celibato no lo hace. Como Pablo,nos gustaría poder evitarte esto. Si deseas crecer literalmente hacia la visión de ser parte del ejército virgen, esto significará no tener miedo de parecer ser parte de una secta. Tales miedos simplemente terminaran "atándote las manos" espiritualmente. No seas controlado por el espíritu de Jezabel, que para las parejas casadas, generalmente aparece en la forma de nuestros cónyuges.
También se puede decir que la misma situación existe en todas las iglesias, donde casi no hay un líder que tenga control sobre su propia familia. El pecado no es que estén casados, sino que en las importantes decisiones espirituales que estos esposos deben tomar, son "contaminados por las mujeres" (es decir, por su dependencia emocional a sus esposas). Porque sienten que no pueden vivir sin sus esposas se vuelven sirvientes debiluchos para Dios. Bajo tales condiciones, no pueden hacer nada más que enseñar que las esposas rebeldes deben ser toleradas (por ellos y por todos los demás en su comunidad espiritual).
Esto no se trata de odiar a las mujeres. Pero el diablo siempre tomará a la persona que más amas y hará lo que pueda para usar a esa persona para alejarte de Dios. Esto no debe ser tolerado.
Es inevitable que cuando las personas se casan surjan ciertos problemas. Lo ideal es que el esposo en particular, insista en demandar disciplina de su esposa (y que él también se mantenga disciplinado). Pero los hombres casados se enfrentarán a la posibilidad de que sus esposas se nieguen a tener relaciones sexuales con ellos o que se vayan si intentan tomar una postura dura con ellas en asuntos espirituales, y es entonces cuando descubrirán de lo que ambos, ellos y sus esposas, están hechos.
Mientras estés operando bajo alguna doctrina pervertida de la gracia, donde no demandas disciplina de tu esposa (o de tus hijos, para tal caso), nunca sabrás de lo que son capaces espiritualmente. Pero cuando se establece la ley de Dios, o bien se someterán y se convertirán en verdaderas seguidoras de Cristo, o se rebelarán y se mostrarán a sí mismas como agentes del diablo.
Ciertamente, si alguien está considerando casarse, sería mucho más fácil aclarar disciplina antes de casarte, si hay rebelión de un posible cónyuge te dejará libre para casarte con otra persona algún día, o mejor aún, para elegir permanecer célibe para servir a Dios y el bien del evangelio.
Descartar el matrimonio como una opción recomendada no lo descarta como una posibilidad. Las ceremonias matrimoniales se pueden realizar para cualquier adulto que haya dado su consentimiento y que no haya estado casado anteriormente. Pero, como ya mencionamos, las personas que se casan se enfrentarán a tentaciones increíbles que probablemente reducirán su efectividad para Dios. Es muy importante considerar ese resultado como parte del proceso de considerar el matrimonio, incluso solo en teoría.
Puede ser que, en alguna situación hipotética, Dios mismo puede alentar a una persona a casarse. Pero si eso es cierto, entonces depende de Dios aclararlo. Las instrucciones que tenemos en las escrituras son que es mejor permanecer soltero, y debemos estar fomentando el celibato como un principio general.
Si no puedes soportar estar soltero (1 Corintios 7:9), entonces sigue adelante y cásate, pero como dijo Pablo, habrá problemas.
Mientras tanto, en lugar de buscar posibles compañeros/as para contraer matrimonio ¿por qué no buscar más discípulos, tanto hombres como mujeres, que estén comprometidos a permanecer solteros para Dios, para sumar al ejército? Porque ellos son los que nos harán más eficaces en nuestro testimonio de Cristo.
¡Que Dios te bendiga!