Aquí hemos resumido algunos breves pensamientos sobre algunos conceptos de los estudios de sociología que algunos miembros de nuestra comunidad han aprendido a lo largo de los años, y que son relevantes para nuestras vidas como Cristianos.

A. El Error Fundamental de la Atribución (o, Sesgo de Correspondencia)

Una de las lecciones más profundas (y Cristianas) que se aprendió de estos estudios de sociología fue algo llamado "el error fundamental de la atribución". Se refiere al error común de tomar una pequeña maña, error o debilidad en una persona, y percibirlo como un atributo esencial (o rasgo básico) de ese individuo.

Pasa cuando si a una persona se les cae algo accidentalmente, por ejemplo, y se la etiqueta como "torpe". Alguien puede comer más que tú, y por eso llamas a esa persona un "cerdo". Alguien está en desacuerdo con la mayoría en un asunto, entonces se lo conoce como un "buscapleitos".

El problema con este enfoque es que cuando se le pone una etiqueta a una persona, hace que tú (y otros) exageren cualquier comportamiento que refuerce su creencia en esa etiqueta. (Más sobre este tema en la sección "Profecía Autocumplida".) Al enfatizar la falla, haces que para ellos sea diez veces más difícil cambiar.

Puede ser que las etiquetas describan con precisión a algunas personas más que a otras, pero necesitamos considerar primero que nada (a) si la etiqueta tiene algún propósito útil; y (b) si existe alguna forma mejor de ayudar a otros a superar lo que consideramos como sus debilidades "fundamentales".

Es difícil imaginar cómo el llamar a alguien "torpe" puede ser útil. Por otro lado, podemos verdaderamente pensar que llamar "cerdo" a alguien, podría avergonzar a esa persona para que coma menos. (Aunque probablemente tendría el efecto contrario, es decir, hacer que la persona tenga ganas de renunciar a cualquier esfuerzo que ya esté haciendo para cambiar).

Uno de los mejores argumentos para etiquetar a una persona es que podría servir como advertencia hacia los demás. La Biblia dice, por ejemplo, "marcar a aquellos que causan divisiones" y alejarse de ellos. Pero incluso eso podría terminar causando daño si no somos sensibles y justos sobre cuan acertada es la etiqueta antes de ponérsela a alguien. En términos generales, las etiquetas hacen mucho más mal que bien.

En aras de un etiquetado preciso, le sugerimos que cuando te sientas tentado a poner una etiqueta a una persona con respecto a una falla que hayas observado en esa persona, primero te preguntes si esa persona tiene otras cualidades más positivas que también pueden ser atributos esenciales. Una persona "orgullosa", por ejemplo, puede ser bastante servicial en otras áreas, y un amigo muy leal a pesar de esta debilidad. ¿Vale la pena poner en peligro la amistad por una obsesión en aplastar el orgullo de esa persona? Hazte otra pregunta también: ¿Es cierto que esta persona siempre exhibe este rasgo? ¿Existen momentos, por ejemplo, cuando una persona "impaciente" muestra al menos un poco de paciencia?

"Siempre" y "nunca" son palabras peligrosas para describir a personas. La mayoría de los rasgos humanos no son absolutos. Algunas personas son más egoístas que otras, y algunas personas son más egoístas en una situación que en otras situaciones. Por lo tanto, la etiqueta casi siempre es "relativa" a otros factores y/o situaciones. ¿Es un avaro (o una persona gruñona, grosera o fea) alguien que simplemente es más tacaño (o más gruñón, o más grosero o más feo) que tú? Si es así, entonces debes confesar que eres tacaño, gruñón, grosero o feo a los ojos de cualquiera que sea menos tacaño, gruñón, grosero o feo que tú. Así que, ¿cómo se siente tener que llevar ese título tú mismo?

¿No es mejor ver que todos nos enfrentamos a una larga lista de cualidades en las que tenemos que trabajar, y algunos de nosotros ponemos más énfasis en mejorar ciertas cualidades, mientras que otros optan por trabajar en otras?

Por lo general, existe un rasgo complementario que podemos reconocer en las personas que nos molestan de una forma u otra. Las personas perezosas, por ejemplo, también pueden considerarse como personas fáciles de tratar, mientras que las personas impacientes o arrogantes suelen ser muy trabajadoras. Cuando de esta manera puedes ver un panorama completo, es menos probable que te concentres o exageres en una debilidad que alguien tiene. Y es posible que puedes lograr inspirar a la persona a cambiar en lugar de hacer que se sienta condenada.

Así que hemos notado que el error fundamental de la atribución tiende a ser destructivo, y es más útil (y más honesto) considerar el panorama completo (uno que incluye los buenos atributos de una persona y también la situación o circunstancia en cual está) cuando se critica a los demás. Si hacemos eso, probablemente podamos animarlas más positivamente y obtener mejores resultados.

B. La Profecía Auto-Cumplida

Otra lección es el principio de la "profecía auto-cumplida". Todo lo que decimos tiene el potencial de influir en otras personas y ocasionar cambios. Sin embargo, la profecía auto-cumplida es una clase específica de declaración que, en sí misma, tiende a generar el tipo de comportamiento que has predicho.

La ilustración clásica de este principio es un informe en los medios de comunicación anunciando que un banco está a punto de cerrar porque no tiene suficientes fondos. Cuando las personas escuchan eso, corren al banco para retirar su dinero, y el resultado es que el banco colapsa y cierra sus puertas, ya que ningún banco tiene suficiente efectivo disponible para cubrir todos sus depósitos. La profecía se ha cumplido, simplemente porque la gente la creyó.

En una situación grupal, hemos experimentado cómo es cuando algunas personas han dicho que los demás no deberían tener nada que ver con nosotros porque somos paranoicos y autoritarios. Las críticas usualmente provienen de los que intentan destruir 'sectas', quienes saben que pueden hacer ese tipo de crítica a prácticamente cualquier grupo en el mundo, y el grupo atacado (nosotros mismos en este caso) se alejará de ellos como resultado (es decir, se volverá más "paranoico" a sus ojos) y advertiremos a nuestros miembros a que hagan lo mismo (es decir, nos volveremos más "autoritarios" a sus ojos). Así que, con tan solo decir que somos paranoicos y autoritarios ya tiende a producir los resultados deseados (en sus ojos).

Las profecías auto-cumplidas negativas carecen de cualquier solución constructiva al problema que predicen, al mismo tiempo que en realidad empeoran el 'problema' (si es que realmente hubo uno). Por eso, el mejor consejo que podemos ofrecer es simplemente ignorarlas lo mejor que puedas.

Mencionamos en la sección sobre el error fundamental de la atribución, que etiquetar a una persona puede actuar como una profecía auto-cumplida. Si dices que alguien es torpe, es probable que otros comenzarán a notar cada pequeño golpe o resbalón, y probablemente también pongan más atención a eso. Todo esto hace que la persona se sienta cohibida y nerviosa, especialmente cuando se encuentra en una situación que requiere extrema gracia, y como consecuencia de sentir nerviosa, los errores continuarán e incluso aumentarán. De esta manera, la profecía se hace realidad.

Lo mismo puede suceder cuando etiquetas a alguien como problemático. Si evitas a esa persona (o lees el mal en cualquier esfuerzo que esa persona haga para ser amigable), entonces eso la aislará, y eso podría fácilmente crear problemas entre esa persona y tú.

La persona más bella del mundo aún será afectada por los comentarios negativos sobre su aspecto. Debido a que la confianza en sí mismo es un componente tan importante de la buena apariencia, tal crítica puede tener el mismo efecto que una profecía auto-cumplida, en el sentido de que lo que has etiquetado pronto se convierte en realidad; la confianza en sí misma de la persona desaparece, y el "brillo" de su buena apariencia anterior desaparece.

Aunque las profecías auto-cumplidas pueden tener un efecto negativo en las personas, también pueden generar cambios positivos que son casi milagrosos. Toma un estudiante que es un lector muy lento y dile que te gusta escucharlo leer. El resultado será un interés renovado en la lectura. Lo que has dicho técnicamente puede considerarse una mentira salvo si estás intentando enfocar en las mejoras que están logrando y en ver sus esfuerzos (ya que, por lo general, no es agradable escuchar a un lector mediocre); pero es solo cuestión de tiempo antes de que se convierta en una realidad objetiva. Es "profético" en el sentido de que estás declarando un hecho ahora, algo por lo que tienes fe que ocurrirá en el futuro.

Recuerda que, si bien los elogios pueden ayudar a cualquiera, tienen el efecto más dramático en las personas a las que menos nos inclinamos a elogiar. Puedes pasar tu vida diciendo, "Te lo dije", a las personas de las cuales has hecho predicciones y observaciones negativas, o puedes experimentar el entusiasmo de ver a las personas transformarse en individuos agradables, maduros y talentosos debido a la influencia de tus elogios. Todo depende de la forma en que elijas utilizar el poder de la palabras. Puedes elegir hablar vida; o puedes elegir hablar muerte.

C. Grupos de Pertenencia y No-Pertenencia

Una tercera lección es la observación de que "las virtudes del grupo de pertenencia se convierten en los vicios del grupo de no-pertenencia". Para comprender esto, primero hay que entender qué son los grupos de pertenencia y de no-pertenencia. Los grupos de pertenencia son, simplemente, grupos en los que estás "dentro" o cual sentís alguna afiliación. Los grupos de no-pertenencia son las "otras personas". A menudo, los grupos de no-pertenencia son aquellos con los que sientes que estás compitiendo en alguna forma u otra.

Los experimentos sociológicos han demostrado que los mismos rasgos y comportamientos atraerán diferentes etiquetas, dependiendo de si la persona que da las etiquetas cree que la persona pertenece al mismo grupo que ella, o si la persona pertenece a un "grupo de no-pertenencia".

Por ejemplo, podrías dar a 100 personas una foto de alguien que está mal vestido (o que no es muy bonita, que usa anteojos etc.) y podrías dar a otro grupo de 100 personas una foto de una persona diferente que está bien vestido (o es muy guapo, o usa anteojos), y luego describes casi cualquier comportamiento, y el primer grupo de personas tenderá a dar etiquetas negativas para ese comportamiento, mientras que el segundo grupo dará etiquetas más positivas (dependiendo si se consideran parte del grupo en cuestión).

Una de las maravillas de lenguaje es que tenemos palabras "agradables" y palabras "malas" para casi todos los rasgos humanos. Debido a esto, podemos decir que las personas en el grupo de no-pertenencia lavan el cerebro, mientras nosotros educamos. 'Ellos' usan propaganda, mientras que nosotros usamos literatura. Ellos son tacaños, mientras que nosotros somos ahorrativos. Son orgullosos, mientras que nosotros nos sentimos seguros. Ellos son autoritarios, mientras que nosotros somos bien disciplinados. Ellos están desorganizados, mientras que nosotros estamos relajados. Ellos son robots irreflexivos, mientras que nosotros somos leales y obedientes. Ellos son desagradables, mientras que nosotros somos fuertes. Son vanidosos, mientras que nosotros somos hermosos. La lista sigue y sigue. Puedes pensar en muchos más tú mismo.

Es por este problema de los grupos de pertenencia y no pertenencia, que el etiquetar "rasgos esenciales" se vuelve tan peligroso. A menos que puedas imaginarte siendo parte del mismo grupo en el que la persona que estás describiendo se encuentra, es probable que tus etiquetas sean injustamente negativas. Es posible incluso pensar en miembros de tu propia familia (por ejemplo, tu cónyuge) como miembros del grupo de no-pertenencia a veces; y cuando hagas esto, dirás cosas que los aislarán aún más.

Pero, de la misma manera, es posible pensar en tus peores enemigos como miembros de algún grupo más grande al que perteneces (¡la raza humana, si no hay otro grupo!), y al hacerlo, puedes generar un deseo de ver lo mejor en esa persona. Si puedes imaginarlo, etiquetarlo y declararlo, puedes lograr una mayor unidad y un mayor progreso espiritual para la persona en cuestión.

La Biblia nos dice que "incluso cuando éramos pecadores, Cristo murió por nosotros". En otras palabras, incluso cuando éramos enemigos de Dios, él pudo ver algo en nosotros por lo que valía la pena morir. Tal amor debería motivarnos también, a ver lo mejor en los demás.


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