Este artículo es una reflexión más a fondo del estudio 'Cómo Inspirar a Los Demás', pero es más como una enseñanza general acerca de cómo caminar diariamente 'en el Espíritu'.

Jesús dijo que debemos 'permanecer en Él' porque sin Él no podemos hacer nada.

Así que tenemos que comenzar por reconocer el hecho de que sin la gracia (el poder facilitador) de Dios, no podemos servir a Dios, ni aun agradarle. Por lo tanto es esencial para nuestra vida cristiana que caminemos en este poder cada día, porque si fallamos en hacer eso, nos vamos a 'secar y marchitar' como rama de la vid de Cristo, y eventualmente seremos desechados.

Sabemos por experiencia que muchos ex-miembros, por ejemplo, murieron espiritualmente de esta manera; algunos lentamente, otros más dramáticamente.

Mucho antes que salieran de la comunidad, algo no estaba bien en su relación con Dios. Mientras que la comunidad hace todos los esfuerzos para ayudar a las personas a tener una relación sana y feliz con Dios, es finalmente la responsabilidad de cada individuo tener esa relación, y no se puede culpar a nadie más por tu propia falta de espiritualidad.  Sin embargo, muchas personas quieren culpar a los demás por sus fracasos espirituales. Viendo que no han permanecido en el amor y disciplina del Espíritu Santo, un espíritu malvado se ha hecho cargo de sus vidas y ahora están llenos de rencor y odio hacia Dios y hacia aquellos que intentaron ayudarlos en el camino.

¡NO PERMITAS QUE ESTO TE SUCEDA A TI!

Así que ¿cómo mantenemos esta relación sana? En primer lugar, tienes que ser diligente en mantener tu vida de oración íntima con Dios. No puedes culpar a la comunidad de que no tuviste tiempo para orar por haber estado demasiado ocupado con actividades de la comunidad. Nunca hemos restringido a nadie en tomar tiempo para orar. 

Pero muchas veces las personas perezosas prefieren dormir que orar durante una crisis.

No obstante, todavía sucede que no siempre nos vamos a sentir tan 'inspirados' como nos gustaría mientras cumplimos nuestras tareas diarias. Es cierto que hay momentos maravillosos cuando nos sentimos tan llenos del Espíritu que cualquier servicio a Dios es un gozo total. Hay que atesorar tales momentos y memorias. Son como nuestras experiencias del "primer amor". Pero como cualquier pareja casada te diría, esos sentimientos van y vienen, y no es realista esperar que vayan a estar presentes en cada momento de nuestro caminar con Dios.

En vez de desear estar espiritualmente 'extasiado' todo el tiempo, creemos que el Espíritu de Dios se manifiesta en nosotros mayormente como un contentamiento apacible. Cuando estamos 'en el Espíritu', no nos sentimos solos o molestos, porque experimentamos la presencia viva de Dios en nuestro corazón.

Cuando perdemos este contentamiento apacible, debemos considerarlo como una seria señal de advertencia de que algo no está bien en nuestro espíritu y necesita solución.  Hay demasiadas personas 'descontentas' en este mundo. Que Dios nos libre de convertirnos en personalidades tan negativas y destructivas.

Ahora, apliquemos esto a algo que hacemos como comunidad la mayor parte de nuestro tiempo: evangelismo en la calle.  Que no te quepa la menor duda: esto es combate de primera línea.

Si no tenemos en orden nuestra relación con Dios, todo va a desatarse cuando estemos en la calle, donde luchamos de frente contra el reino de Satanás, día tras día. Satanás expondrá sin misericordia todas tus debilidades y tentaciones a tu propio corazón, ¡y tienes que estar espiritualmente en guardia!

Algunos días uno puede sentirse maravillosamente inspirado a estar allí afuera.  Otros días uno puede sentirse inspirado por una hora y desanimado a la siguiente.  Algunos días sólo queda salir con algo así como una determinación tenaz a simplemente atravesar la sesión.

Hasta cierto punto es normal tener estos altibajos.  Dios nos enseña que la fidelidad es más importante que tener sentimientos maravillosos.  Es una lección espiritual esencial el ser obedientes a Dios cuando nuestros sentimientos intentan engañarnos para parar de servirle.  Ante cualquier crisis seria, no se puede contar con las personas que solo sirven a Dios cuando es “divertido”.

Pero los días cuando uno soporta con esa determinación tenaz, generalmente son recompensados con bendiciones más tarde en ese mismo día o durante la semana.

Sin embargo, si día tras día tu camino espiritual te parece monótono y fastidioso, entonces necesitas hacer cambios sea en tu actitud, en tu cronograma o en tu vida de oración.

Esto es lo que consideramos que es la diferencia entre lo que Pablo describe como estar "bajo la ley" y estar "bajo la gracia". Cuando estás "en el espíritu" estás trabajando con o bajo la gracia de Dios.  Es una condición de contentamiento donde estás feliz por servir a Dios y a los demás. Y parece que fluye de nosotros de manera tan natural que parece casi sobrenatural. Sin embargo, a veces, no somos tan espirituales.  Cuando no estamos bajo la gracia, entonces volvemos a estar 'bajo la ley'.  Este NO es el estado ideal, ¡pero sí es mejor que el estar sin ley!

Dicho de otra forma, la ley existe para decirnos qué está bien y qué está mal, y debemos obedecer la regla porque sabemos que nos hace bien, aun si nuestra actitud no es perfecta.  Hablamos de personas que tienen un espíritu de "Marta" (personas que se enfocan más en el servicio y las tareas físicas y externas que en lo espiritual).  En general son personas muy prácticas y trabajadoras.  Saben que es su DEBER servir a los demás.  Pero cuando alguien está fuera del espíritu, solamente está trabajando como si estuvieran “bajo la ley”.

Tarde o temprano se vuelven gruñones y resentidos hacia los demás en la comunidad, y aun enojados con Dios por haberles dado tanto trabajo que hacer.  Se enojan cuando los demás no trabajan tan duro como ellos, o cuando los demás no les muestran suficiente gratitud por todos sus esfuerzos en servirles.  A esta altura, la persona ha perdido el propósito por lo que hace y necesita arrepentirse por su mala actitud.

Pero “la ley” no puede perfeccionar la actitud de una persona.  No es posible permanecer como un cristiano y vivir al nivel de estar 'bajo la ley' por mucho tiempo.  Si estamos viviendo a ese nivel solo debe ser una medida provisional con el objetivo de volvernos al estado espiritual de estar 'bajo la gracia' otra vez.

Ha sido terrible escuchar el enojo y odio que sale de la boca de algunos ex-miembros.  Algunos de ellos describen su tiempo en la comunidad como una vida de trabajo monótono y reglas opresivas.  Sabemos de esto, que estas personas estaban operando al nivel de estar 'bajo la ley' cuando todavía estaban en la comunidad.

Con el tiempo, empiezan a odiar la ley de Cristo, odiar a la comunidad y odiar a Dios por ser tal opresor.  Culpan particularmente a los líderes por sentirse oprimidos, porque los imperfectos líderes humanos son el blanco más fácil para nuestras propias frustraciones.

Se apartan del Espíritu primero, después empiezan a odiar la Ley, o a cualquiera que la representa, y al final, deciden volverse “sin ley”, odiosos y rencorosos.  En esta etapa final, sienten un gran alivio, disfrutando de su libertad de estar sin ley, y fuera de estar bajo esa ley opresiva.  Sin embargo, ahora están demasiado ciegos como para ver cómo llegaron a ver la ley de Cristo como un trabajo aburrido y opresivo. Como los hijos de Israel, alimentados con maná en el desierto, ellos se quejaron, refunfuñaron, murmuraron contra el liderazgo y regresaron a Egipto en sus corazones.

Algo fue terriblemente mal en su camino con Dios a pesar de toda la buena enseñanza que recibieron sobre cómo permanecer "en el espíritu".

Así que cuando veas estas señales en ti mismo, es tu responsabilidad personal hacer algo sobre tu condición espiritual.  Culpar a los demás es una excusa, y una señal más de cuán inmaduro eres espiritualmente.  No pares de buscar soluciones para tu condición espiritual hasta que vuelvas a las alturas apacibles y contentas que se encuentran viviendo bajo la gracia de Dios.


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