El engaño, o deslizarse, es una especie de paradoja. Es increíblemente fácil ser engañado (o deslizarse), y aún así increíblemente fácil no ser engañado (o no deslizarse).
Primero, miraremos cuán fácil es ser engañado.
Nota que no estamos hablando de engaño trivial. La verdad está escondida de nosotros en cientos de maneras cada día. La gente regularmente nos engaña a través de lo que dicen y lo que no dicen. Pero los engaños de esta índole no son eternamente significativos.
Tampoco estamos hablando de engaño teológico. La gente puede cometer cualquier número de errores en su teología, y esto no afectará su salvación. No somos salvos por tener la teología correcta.
Pero sí somos salvos por una relación correcta. Por esto, nos referimos a que debemos tener la relación correcta con Dios, y (contrario a la enseñanza religiosa tradicional) esta relación no proviene de un contrato o doctrina estática y legalmente vinculante.
Las relaciones son dinámicas. Y es este aspecto dinámico de la relación lo que la hace fácil de perder. La fe de ayer no es suficiente para hoy. El entendimiento de ayer no es suficiente para hoy. Y la salvación de ayer no es suficiente para hoy.
Tan pronto como crees que ya lo sabes todo, lo pierdes. La relación que Dios está buscando es una de continua dependencia de Él, un continuo reconocimiento de nuestra falta de mérito, una continua apertura a las nuevas revelaciones de Él.
Cada nuevo paso que Dios nos guía a tomar parece contradecir las reglas del paso anterior. Al final, normalmente llegaremos a ver la sabiduría y el sentido en lo que Dios nos pidió hacer. Pero, para ese entonces, es probable que Él nos vaya a pedir hacer otro paso de fe aparentemente contradictorio.
Parece que Él lo hace para garantizar que no podamos resolverlo a través de solamente nuestro intelecto. La apertura humilde al liderazgo del Espíritu Santo nos llevará a más giros y cambios de lo que podríamos mantener registro. Y si dejamos a un lado nuestra total dependencia de Dios en cualquiera de estos giros, podríamos perderlo todo, y ser engañados.
La fuente más grande de engaño no son los falsos profetas, como mucha gente de la iglesia cree. La mayor fuente de engaño es nuestra propia mente, mientras creemos la mentira que hemos resuelto todo, que nos hemos convertido en las autoridades finales para juzgar a cualquier otra persona. Cuando hacemos eso, tachamos a Dios de la ecuación… incluso cuando todo lo que decimos puede estar basado en cosas que realmente aprendimos de Dios, previamente a esos sentimientos inflados de iluminación.
Así de fácil es ser engañado, y le ocurre a la gente en todos lados, todos los días, mientras se deslizan de una fe en Dios sencilla como la de un niño a engaños sobre su propia habilidad de discernir a los buenos de los malos. Engaños sobre su propia justicia literalmente vuelven locas a algunas personas. Incluso aquellos que no están generalmente reconocidos como locos están sufriendo aún de esta misma enfermedad como el más rabioso lunático sufre. Solo que ellos la poseen en dosis más pequeñas. Es un engaño sobre su propia rectitud.
Pero también es increíblemente fácil no ser engañado, como se dijo previamente. Solo requiere una disposición a ser corregido por Dios. Mientras estemos abiertos y mansos ante Dios, Él puede seguir iluminándonos con nueva verdad, y seguir mostrándonos como estábamos llegando a malos usos de la verdad anterior. Mientras nos mantengamos abiertos a la corrección, nos estamos colocando en el lugar correcto para la salvación. La relación es como la de nosotros en el papel de un estudiante y Dios como un Maestro. Nosotros como un niño y Dios como un Padre… nosotros como pecadores y Dios como El Salvador.
La Biblia dice que el Anticristo podría, si fuera posible, engañar incluso a los “verdaderos escogidos” de Dios (es decir, Su gente elegida). Pero observa la increíble cláusula condicional que está presente en esa oración: “Si fuera posible”… ¡Pero simplemente no es posible! Eso es lo impresionante. No es posible a menos que elijamos dejarnos ser engañados por él.
Desafortunadamente, algunas personas han cambiado incluso esta enseñanza en una especie de auto-engaño, por la manera en que la han interpretado. La llaman la doctrina de la “elección” o “seguridad eterna”. Ellos enseñan que Dios ha “predestinado” a algunos de nosotros para ser salvados, y que ninguna cantidad de pecado deliberado cometido por nuestra parte podrá impedirnos ser salvos. Podemos pecar voluntariamente cada día, “en palabra, pensamiento y obra” y aún así ser salvados, simplemente porque Dios nos “ha elegido”. Y tienen algunos textos de prueba a su alcance para sustentar esta aproximación legalista a la gracia de Dios.
Pero los textos de prueba contradicen el contexto, es decir, el cuadro completo. Considera la idea del "pueblo elegido", por ejemplo. ¿Cuál es el mensaje básico de la biblia con respecto al pueblo elegido? ¿No está diciendo que aquellos que se hayan vuelto demasiado confiados sobre el hecho de que fueron “elegidos” (en base a alguna interpretación legalista de un texto de prueba) fueron eventualmente “cortados”, para que alguien más humilde, con más fe, y con mayor deseo de agradar a Dios pudiera ser injertado para tomar su lugar? En otras palabras, ¡Dios solo escoge a aquellos que lo escogen! Si elegimos de otra manera, el también elige de otra forma. Hay una seria advertencia sobre esto para cada uno de nosotros.
Vota por Dios y tú serás “elegido”; pero cuando paramos de enfocarnos en Dios (y te enfocas en cuán “elegido” o “escogido” eres), dejamos de ser los escogidos. Así que cuando Jesús dice que es imposible engañar a los escogidos, en realidad está diciendo que es imposible engañar a aquellos que eligen ser guiados por Dios, porque aquellos son los que Dios elige proteger del engaño. Pero cuando elegimos no poner nuestra fe solamente en Dios, y en vez de eso la ponemos en alguna otra doctrina, dejamos de ser “los escogidos” y entramos en el engaño.
El engaño es tan simple como abandonar la dependencia y reverencia sencilla ante la presencia del Dios Todopoderoso, y reemplazarla por una dependencia de y reverencia hacia una doctrina que pensamos que hemos recibido de Dios. Y evitar el engaño es tan simple como elegir no depender de nuestro propio entendimiento, sino elegir diariamente buscar nuevas revelaciones e instrucciones del Dios Todopoderoso.
¿Eres uno de los dichosos “elegidos”, que no serán engañados por el Anticristo? Depende. ¿Has elegido ser guiado por Dios? ¿Tienes un toque de incertidumbre sobre todo tu propio entendimiento de Dios? ¿Oras en serio cada día, que Él te “libre (a ti) de todo mal”?
Esta relación es uno de los grandes misterios de la fe. Jesús dijo a Nicodemo, “El viento sopla adonde quiere, mas ni sabes de dónde viene, ni a dónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu.” Tan pronto como pones el viento en una caja, deja de ser viento. Y tan pronto como intentamos encerrar a nuestra salvación, la perdemos. Solo salta a la corriente en fe y vuela con el Espíritu, yendo adonde sea que El Espíritu te guíe, y no tendrás que preocuparte por el engaño.