Este artículo trata de un aspecto del orgullo relacionado con el rencor.  Es algo que puede ser bastante sutil en la vida de cada individuo, pero para el bien espiritual de todos, hay una necesidad de tratar con este tema.

Parece necesario resaltar el tema de las personas que intencionalmente se rebelan en contra de aceptar la corrección. No se refiere a temas que son solamente de opinión, o cuando las correcciones están hechas con enojo, sino que se trata de cuando uno rechaza comentarios imparciales que luego demuestran ser correctos. Es muy preocupante lo que esta barrera podría significar para cualquier individuo en forma personal.

Es fácil crear una doctrina secreta o personal de "seguir la corriente" a las personas, o fingir que estás de acuerdo cuando se te corrije, pero sin realmente tomar en serio lo que se te ha dicho. Lo que sucede cuando haces ésto es que inhibes tu habilidad de interiorizar enseñanzas y conceptos, sean correcciones o nuevas ideas o información. Mientras ese tipo de actitud se tolera dentro de uno mismo, se vuelve prácticamente imposible que construyamos "El Reino de los Cielos". En vez, estamos construyendo la misma clase de engaño, egoísmo y división que permea a la sociedad y a las religiones en todo el mundo.

No se puede enfatizar lo suficiente: Si no estamos preparados a ser honestos los unos con los otros, y a aceptar la corrección, entonces no estamos construyendo "El Reino de los Cielos", y no tenemos más derecho de decir que estamos siguiendo a Dios que el resto de las religiones del mundo.

A menudo hay momentos cuando un líder, o simplemente alguien con más experiencia que uno mismo, puede discernir y señalar, o predecir, problemas espirituales de los que los demás todavía no están conscientes.  Sin embargo, incluso cuando se muestra claramente que están en lo cierto, suele haber poco reconocimiento de eso.

Es posible que alguien genuinamente tenga una opinión diferente sobre algo que un líder u otro hermano cristiano ha señalado; pero una vez que se ha mostrado claramente que el líder/otra persona estaba correcto en lo que decía, es un problema espiritual si la persona/personas no pueden admitir, ya sea en privado o públicamente, que la otra persona tenía razón. Y es aun peor cuando, en vez de poder admitir humildemente que estaban equivocados, se hacen cambios que parecen ser más como fingir que el tema nunca se señaló... como si los individuos lo resolvieron o lo descubrieron por sí mismos.

Esto no se trata de recibir reconocimiento por tener la razón; pero en términos de crecimiento espiritual personal, se tienen que plantear serias preguntas sobre lo que está pasando espiritualmente cuando las personas no pueden admitir cuando otra persona ha estado en lo cierto (y que ellos mismos en particular, estaban equivocados). No se trata de promocionar el liderazgo, o de halagar las contribuciones de las personas, sino que está más relacionado con aprender a respetar la sabiduría de los ancianos (o la sabiduría de cualquier persona).

Para liderar como un verdadero cristiano, es importante NO promocionarnos a nosotros mismos o a nuestras ideas, sino buscar la dirección de Dios e intentar seguirla lo mejor que podamos. Requiere mucho esfuerzo hacerlo, especialmente en situaciones donde es fácil abusar de una posición de liderazgo. Sin embargo, para evitar desarrollar nuevos líderes que son más propensos a querer quedar bien ellos mismos más que a buscar la sabiduría y consejo de otras personas con más experiencia, es importante que este concepto de respeto hacia los ancianos se entienda claramente.

No es para decir que los que están liderando saben más de lo que realmente saben. Cualquier persona se puede confundir y equivocar en sus observaciones. Probablemente no deberías hacer cualquier cosa solamente porque un líder lo dijo. Eso también puede ser un problema en sí mismo.

Enfocarse en si un líder ha sido impaciente en sus correcciones, suele ser un argumento que se usa para rechazar lo que dicen y es detrimental para la persona que debería estar aceptando la corrección. Obviamente duele cuando somos corregidos, incluso cuando se hace con mucha sensibilidad. En situaciones donde un líder (o cualquiera) puede estar equivocado en sus conclusiones, o tal vez tenga la razón, pero lo hacen con una mala actitud, las personas tienen un derecho e incluso una responsabilidad de advertir a la persona sobre su actitud. Los que están liderando no deberían exaltarse por encima de los demás respecto a esto.

Sin embargo (y esto es significante) a menudo va más allá que eso. Parece que la actitud que es más o menos universal entre los que se deslizan, también puede estar bastante extendida dentro de una comunidad de discípulos. Es decir, que en general, los que lideran se tienen que "esquivar" o "ignorar" cuanto más sea posible (y eso incluye dar halagos insinceros a veces, para mantenerlos conformes), para que puedas continuar con lo que has decidido hacer.

Esta clase de actitud no te hace bien en ninguna manera. Quienquiera que te lo diga, te va a doler cuando se te corrija, o cuando se te haga rendir cuentas en alguna manera, y va a ser muy fácil esquivar la corrección, por medio de convencerte de que la otra persona es la verdadera fuente del problema, y que no deberían estar criticándote o haciéndote rendir cuentas. Y desde allí, es fácil suponer que lo mejor que puedes hacer es más o menos ignorarlos y continuar con lo que pretendías hacer, sin considerar si puede haber alguna (o a menudo, mucha) verdad en lo que está siendo dicho. El reconocimiento de esa verdad (e incluso el reconocimiento público de esa verdad) es bueno para tu espíritu, porque te puede ayudar ver las cosas en perspectiva sobre cuán importante es aceptar el consejo de cualquier persona que tiene más experiencia que tú en cualquier área.

Si tomamos o no el tiempo, y cuánto, para leer las enseñanzas que tenemos, puede ser significativo con respecto a si quieres crecer espiritualmente, o si estás más interesado en comprobar que puedes hacer las cosas a tu propia manera. El buen método científico incluye edificar sobre el conocimiento acumulado del pasado, aunque a veces puedes descubrir nuevas teorías que refutan o profundizan a las viejas. Poner de un lado las cosas viejas simplemente porque quieres hacer lo tuyo, con tu propio nombre estampado, no es un buen método científico, ni una buena práctica cristiana.

Ojalá se pueda interiorizar lo que se está diciendo aquí, y no solamente evadirlo en base a una suposición de que esta lección se está dando con una mala actitud. La adulación insincera sobre la importancia general de este mensaje no es provechosa tampoco, sino que las personas realmente capten personalmente lo que se dice aquí. Si ignores lo que se dice ahora, entonces puedes estar seguro de que algún día aquellos que puedes llegar a liderar en el futuro lo van a encontrar aún más fácil de hacer contigo, y será en detrimento del "Reino de los Cielos" que queremos estar construyendo.


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