"Porque así dice el Alto y Sublime que vive para siempre, cuyo nombre es Santo: Habito en lo alto y santo, y también con el contrito y humilde de espíritu, para vivificar el espíritu de los humildes y para vivificar el corazón de los contritos." Isaías 57:15 (LBLA)
Parece significativo que la palabra "contrito" se utiliza aquí en conjunto con la humildad. La contrición y la humildad son dos cosas bastante diferentes.
El diccionario dice que la palabra 'contrición' significa: "dolor por haber ofendido a Dios; el arrepentimiento"
Aunque el artículo se llama 'El Remordimiento', fácilmente se lo podría llamar 'La Humildad', porque estamos buscando en cada uno algunas claves para comprender el otro.
Es muy difícil precisar exactamente lo que una persona tiene que hacer para poseer la humildad (o probar que la tiene). Muchas de las 'evidencias' tradicionales de la humildad en sí pueden volverse trampas de orgullo. Pero quizás hay una pista aquí con respecto a un "dolor", o remordimiento sincero, "por haber ofendido a Dios" con un mal comportamiento. Ciertamente el mundo de hoy carece de tal espíritu. En todos lados (y esto aplica especialmente a nosotros, la gente religiosa) hay personas que argumentan que ellos tienen la razón, que no reciben suficiente crédito por cuánta razón tienen, y que los demás están equivocados. Incluso cuando las personas se enfrentan con pruebas innegables de que están equivocadas, tratan con eso como si fuera solamente una imperfección, defecto, debilidad, rareza u otra descripción igualmente excusable. Si se logra que pidan perdón de algún modo, muy a menudo es algo parecido a "lo siento si hice algo que te ofendía"; muy lejos de un remordimiento sincero por haber hecho algo mal.
Estar contrito, al contrario, involucra un sentimiento de un profundo dolor emocional (es decir, el remordimiento) que uno sufre cuando piensa en el mal que ha cometido. El daño que el pecado ha causado (y que puede seguir causando) agoniza el alma de la persona que tiene un 'espíritu contrito' o, como dice en otros pasajes, la persona que tiene un 'espíritu quebrantado' o 'corazón quebrantado'.
"Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado; Al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios." Salmo 51:17
¿Alguna vez has experimentado esto? ¿Alguna vez has visto cómo tu pecado te hace daño a tí mismo, perjudica a los demás, y especialmente lastima a Dios? La intención de Dios en permitir el asesinato y la tortura de Jesús fue hacernos tomar conciencia de cuán malvado es el pecado, cuánto Él odia el pecado, cuán fervientemente Él quiere que dejemos de pecar, y cómo Él quiere que nos acerquemos a Él rogando por perdón con remordimiento sincero por lo que hemos hecho. Las disculpas superficiales y palabrería fácil sobre el perdón deben de quebrar el corazón de Dios.
Tal vez sea poco razonable que sintamos remordimiento por cada pequeña cosa que hacemos mal; pero si nunca hemos tenido una revelación de cuán malos somos, aun en nuestros mejores intentos de no ser así, y cuánto necesitamos el amor y perdón de Dios para lograr cualquier cosa, entonces puede ser que no seamos candidatos para el perdón de Dios en absoluto. Mientras Dios ama a "un corazón quebrantado y contrito", es igualmente ofendido por un espíritu contrario... el espíritu que acompaña mucho de lo que se encuentra en la religión hoy en día.
A través de los años hemos visto mucha gente que, al tener sus pecados señalados, se rebeló y salió corriendo de la verdad. Cada día que pasa están cada vez más atrapados en su propia santurronería, hasta que parece que no hay ninguna esperanza de que vayan a arrepentirse. Todos los demás están equivocados menos ellos. Y cuando eso sucede, lo que no se dan cuenta es que son (por lo menos, según Jesús) culpables del pecado más grave que hay, el pecado de la santurronería. (También acerca de esto podría ser de lo que trata el 'pecado imperdonable'.) Como dijo el Apóstol Pablo, él era el "peor de los pecadores" simplemente porque él era tan santurrón sobre cuán equivocada estaba la nueva secta judía en comparación a sí mismo y su propia religiosidad.
Como dice el versículo arriba, Dios no está impresionado con "sacrificios". El término "sacrificios" resume todos los rituales, tradiciones, y parafernalia de la religión sin un corazón quebrantado delante de Dios. Si nunca hemos experimentado un sincero remordimiento por nuestros pecados, tal vez debemos por lo menos sentir algo de remordimiento por NO haber tenido un corazón quebrantado acerca de nuestra maldad. Quizás tenemos que caer en nuestras caras delante de Dios y ROGAR por su perdón... rogarle que nos revele cuán malos somos en comparación a su amor perfecto.
Nadie puede juzgar cuándo y cuánto otra persona debe experimentar la contrición; pero podemos asegurar que, entre cada individuo y Dios, tal experiencia es esencial. Tal oración ferviente para ser perdonado es lo que Dios busca... entre nosotros mismos y Él no más. No hace falta llamar la atención con nuestra oración; pero si lo oramos, habrá una diferencia en nuestra relaciones con los demás también.
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Todos tenemos que tomar más en serio este tipo de relación con Dios.