El tributo es a una de las miembras de la comunidad - Cherry. Los funerales son cuando muchas personas toman el tiempo para expresar una apreciación por las cualidades destacadas de una persona, pero son un poco tarde en realidad, así que escribo este homenaje para Cherry mientras todavía está con nosotros.
No es claro exactamente cuando o cómo pasó, pero cuando Cherry todavía estaba en su adolescencia se volvió convencida de que la esencia de ser un cristiano es tener la disposición de ser un siervo. Y esa convicción ha durado a lo largo de su vida. Predicar y enseñar también son formas de servir a Dios, pero la especialidad de Cherry siempre ha sido los humildes actos de servicio práctico, desde preparar tazas de té o café para las visitas, o en mandar postales o saludos de cumpleaños.
Cherry no era una vaga durante su tiempo en el secundario y fácilmente podría haber tenido éxito en cualquier carrera. Ella fue la editora del diario de su colegio, y en cuanto a sus estudios académicos, ella llegó al segundo lugar en su clase. Ella hizo algunos cursos de educación terciaria, pero en líneas generales, prefirió perderse en humilde servicio a los demás.
El artritis reumático la empezó a afectar cuando tenía solo 23 años, pero resolvió no dejar que la enfermedad le afecte en cuanto a hacer todo que pudo en hacer el bien y ayudar a los demás. Cuando todos los demás sintieron que merecían un descanso, ella todavía estaba ofreciéndose para hacer tareas, limpiando lo que los demás no hicieron, y ocupándose de las necesidades mínimas de los en su alrededor.
Una hesitación en escribir este homenaje es que Cherry ha tenido la tendencia de interpretar cualquier comentario sobre servicio Cristiano (en general) como evidencia de que ella tiene que hacer aún más. Varias veces, como comunidad, hemos tenido que literalmente expedir decretos de que ella tiene que parar de hacer las tareas auxiliares por un periodo de tiempo para que pudiera obtener el descanso que necesitaba.
Mientras los efectos incapacitantes del artritis han seguido desarrollándose, ella ha persistido en ofrecerse para cuidar a enfermos, cuidar a niños pequeños, cocinar las comidas y fregar ropa. Hay pocos miembros de la comunidad (la mayoría menos que la mitad de su edad) quienes pueden mantener su ritmo.
A veces el dolor la supera tan completamente que ni puede encontrar una posición cómoda en la cama. Es en ese entonces cuando lamenta haber hecho "excedido su límites" "que se pasó"; pero apenas que el dolor desvanece, ella está de vuelta trabajando y buscando maneras para servir a los demás... incluyendo completos desconocidos.
La lección que se debe aprender de Cherry es obvio. Todos tenemos que aprender ser más sensibles a las necesidades de los demás, y lo suficiente abnegados para poner en acción lo que hace falta hacer para los demás, aun si significa perder un poco de nuestro tiempo libre, descanso o algún interés académico. Con demasiada frecuencia, antes que los demás ven que hay una necesidad, Cherry ya está en el acto de cubrirla.
Si somos más inclinados a la pereza, es fácil prestar más atención a las veces cuando alguien ha excedido sus límites, o cuando su ayuda no resolvió un problema - probablemente como una excusa para nuestra propia pereza. Pero es mejor (para nosotros) si podemos reconocer y agradecer el servicio fiel a Dios y a los demás.
Tal vez un día Cherry se cansará lo suficiente para sentarse y descansar un ratito. Pero mientras tanto, hay tanto para admirar en la vida vivida al máximo de esta "bien y fiel sierva" quién tendrá muy poco de cuál ser avergonzada cuando se para delante de Su Señor en el día de juicio.
"La más sencilla, y más corta regla de la moralidad consiste en compeler lo menos posible un servicio de parte de los demás, y en servir a los demás lo más posible. Consta de demandar lo menos posible de los demás, y en dar a los demás lo más posible." León Tolstói