Y cuando vio las multitudes, subió al monte; y después de sentarse, sus discípulos se acercaron a Él.
(Mateo 5:1)

Solamente los que quieren ser discípulos están dispuestos a escalar las montañas. Así que cuando Jesús deseó separar a los que verdaderamente querían seguirle de las muchedumbres tibias, él solo escalaría una montaña, o imponía alguna otra disciplina.

Sin embargo, en la iglesia moderna, todo se mide en números. Cuantos más miembros tiene una iglesia o religión, más se supone que tal iglesia o religión es correcta.  ¡Las masas se han convertido en el narcótico de la religión! El deseo por más miembros aprieta la iglesia, mientras que las disciplinas de Jesús se echan a un lado por ser demasiado impopulares.

Bienaventurados los pobres en espíritu, pues de ellos es el reino de los cielos.
(Mateo 5:2-3)

"Dichosos ustedes los pobres, pero ¡ay de ustedes los ricos!" (Lucas 6:20-24). Los pobres de este mundo heredarán el reino del cielo porque son ricos en fe; pero los ricos blasfeman a Cristo cuando condenan a los pobres (Santiago 2:5-7). ¿Quién se atreve a predicar esto hoy en día?

El evangelio de la prosperidad de la iglesia occidental predica exactamente lo contrario. Elogia al capitalismo (el amor al capital) mientras que la Biblia dice que la avaricia (el amor al dinero) es idolatría (Colosenses 3:5), una gran abominación. Uno de los primeros requisitos de Jesús para un cristiano es "renunciar a todas sus posesiones" (Lucas 14:33). Si no estás dispuesto a hacer esto, es mejor no decirle a los demás que eres cristiano (Lucas 14:29).

Bienaventurados los que lloran, pues ellos serán consolados.
(Mateo 5:4)

Primero damos nuestra riqueza material a Dios; pero también renunciamos nuestro apego a nuestras familias, por medio de no dejar que nuestras familias nos impidan obedecer a Dios.

Es mejor llorar por la pérdida de nuestras familias como por resultado de obedecer a Dios, y tener la consolación de Cristo, en vez de intentar guardar algo que vamos a perder de todos modos.  Un misionero que fue asesinado por aborígenes en Ecuador dijo, "Es sabio dar lo que no puedes guardar para ganar lo que no puedes perder."

Jesús prometió dividir a las familias (Mateo 10:35-37), y él rechazó a su propia familia cuando sus parientes no querían sujetarse a la voluntad de Dios (Lucas 8:20-21, Juan 7:5). Él supo que Dios debe tener la primera prioridad.

Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad.
(Mateo 5:5)

La palabra "manso" se usa para describir un caballo que ha sido domesticado para que trabaje obedientemente para su amo. Nosotros también necesitamos ser domesticados para que no nos entreguemos al orgullo, la pereza o al miedo del dolor que viene cuando Jesús nos manda a ofrecer la otra mejilla, o dar nuestras vidas el uno por el otro (1 Juan 3:16).

La mansedumbre puede significar el sufrimiento, la tortura o la muerte, como también puede significar dar nuestro tiempo en amor a otros cada día. En ambos casos, estamos dando nuestras vidas.

Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados.
(Mateo 5:6)

Cuando se haya ido tu abundancia material y tu familia, y tu "carne" esté mansa, no hay mucho más que hacer salvo tener hambre y sed por algo mejor. No te queda nada para guardar.

"El último enemigo que será destruido es la muerte" (1 Corintios 15:26). Cuando deseamos a Dios más que a la vida misma, comenzamos a luchar contra el "último enemigo". Hasta que encontremos algo digno por lo cual morir, no tendremos cualquier cosa por lo cual vivir (Lucas 17:33). La desesperación es más que el estar dispuesto a morir. Es reconocer que nuestras vidas no tienen valor alguno sin Dios. Es el último escalón hacia abajo antes de la gran subida hacia arriba.

Las grandes batallas espirituales se pueden ganar solamente por medio de la oración y el ayuno (Marcos 9:29). La mayoría de nosotros ni siquiera probamos el ayuno porque no estamos verdaderamente desesperados por conocer la voluntad de Dios para nuestras vidas. Cuando estemos desesperados por Dios, ahí entonces Dios vendrá a llenarnos de su justicia.

Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.
(Mateo 5:7)

La justicia de Dios nos llega por medio del perdón. Esto siempre está más fácilmente disponible a los que saben lo que es el perdonar a los demás. Ser misericordioso no te compra el perdón; pero es una cualidad en las personas a cuales Dios elije dar su misericordia. "Tendré misericordia con quien tenga misericordia," dice Dios.

Algunas personas casi podrían ser llamadas cristianas antes de haber oído sobre Jesús. Aunque están perdidas, en el sentido de no saber por dónde están caminando, ya son "ovejas" -- como el buen samaritano (cuya religión era la equivocada, pero quien fue aceptado por Dios por haber amado a su prójimo). Éstos son los pobres, los que lloran, los mansos, y los que tienen hambre de justicia. Pueden ser de cualquier país o de cualquier religión; su teología no es tan importante como su deseo sincero por la verdad. Si verdaderamente han oído de Dios y están aprendiendo de Él, entonces Dios mismo los guiará al conocimiento de Jesús (Juan 6:45).

Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios.
(Mateo 5:8)

El perdón conduce a la santidad. "Santidad" significa estar separado para ser usado por Dios. Los judíos separaron un día cada semana para Dios. Durante ese día descansaron de sus trabajos. Fue llamado el día del Sábado (o reposo).

Pero Jesús nos lleva a un nivel de santidad (separación para el uso de Dios) mucho más alto. Él enseñó el reposo de siete días a la semana y la santidad de siete días a la semana (Lucas 16:13; Mateo 11:28; Juan 6:27). Él nos da un nuevo trabajo, el de trabajar para Él, y debemos procurar entrar en ese reposo (Hebreos 4:11).

Ya que los primeros cristianos vivían solo por fe, estaban separados completamente para ser usados por Dios. "Sabemos que cuando aparezca Jesús, lo veremos tal como él es. Cada hombre que tiene esta esperanza se purifica a sí mismo, así como él es puro" (1 Juan 3:1-3). "Busquen la santidad, sin la cual nadie verá al Señor" (Hebreos 12:14). Pero no puedes ser limpio de corazón si tratas de servir a dos amos (Santiago 1:8; 4:8).

Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios.
(Mateo 5:9)

La paz no llega sin esfuerzo. Debe ser hecha. Para ser pacificadores verdaderos debemos compartir la paz que ofrece Jesús (2 Corintios 5:18). "Busquen la paz con todos." (Hebreos 12:14). "Vayan por todo el mundo y prediquen el evangelio a toda criatura." (Marcos 16:15). 

La parábola del sembrador trata sobre el evangelismo. En ella, un grupo de personas aceptan todo lo que el sembrador ofrece, pero no lo comparten con otros. "... con el correr del tiempo, los ahogan las preocupaciones, las riquezas y los placeres de esta vida, y no maduran" (Lucas 8:14). Los trabajos, los fondos constructivos, y los clubes sociales de la iglesia, impiden a la iglesia dar la paz de Dios a este mundo desgarrado por la guerra. ¡Jesús podría decir que muchos que asisten las iglesias son de su padre, el diablo! (Juan 8:44). Pero los hijos de Dios son pacificadores. No usan su tiempo para otras ocupaciones; porque ellos corren dignos de la vocación a la cual los han llamado (Efesios 4:1).

Bienaventurados aquellos que han sido perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos. Bienaventurados sois cuando os insulten y persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros falsamente, por causa de mí. Regocijaos y alegraos, porque vuestra recompensa en los cielos es grande, porque así persiguieron a los profetas que fueron antes que vosotros.
(Mateo 5:10-12)

El perdón conduce a la santidad; la santidad conduce al evangelismo; y el evangelismo conduce a la persecución. No podemos alterar este modelo. Está programado en las primeras semillas del evangelio que predicamos. Si no sufrimos persecución, no somos los seguidores de Cristo...porque "todos los que quieren llevar una vida piadosa en unión a Cristo Jesús sufrirán persecución. " (2 Timoteo 3:12).

Si hay más persecución religiosa en China que en la Argentina, debe ser porque hay más cristianismo en China. Muchos de los que asisten a las iglesias hacen héroes de los profetas anteriores mientras que atacan a los críticos actuales (Mateo 23:29-38). 

Todos deseamos una manera fácil de testificar por Cristo, para no ser criticados ni perseguidos; pero cuando aceptamos que la persecución es inevitable, y aun nos regocijamos en ella, nada nos puede detener de continuar con el trabajo que Dios nos ha mandado a hacer.

Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal se ha vuelto insípida, ¿con qué se hará salada otra vez? Ya para nada sirve, sino para ser echada fuera y pisoteada por los hombres.

Vosotros sois la luz del mundo. Una ciudad situada sobre un monte no se puede ocultar; ni se enciende una lámpara y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en la casa. Así brille vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas acciones y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.
(Mateo 5:13-16)

La sal ha perdido su salinidad. Pablo, el apóstol, dice, "La conversación de ustedes debe ser siempre con gracia, sazonada con sal, para que sepan cómo deben responder a cada uno." (Colosenses 4:6).  Pero ¿dónde está la sal en la dieta suave de hoy en día de las asociaciones religiosas y de la respetabilidad? Si sacas las enseñanzas de Jesús del cristianismo (lo cual es lo que han hecho las iglesias actuales), queda un Cristo falso y un evangelio falso. "Si la sal pierde su sabor, ¡no sirve ni para caca!" (Lucas 14:34-35).

Pablo era muy religioso antes de aceptar lo que enseñó Cristo. Pero después de su conversión, él dijo que su viejo orgullo religioso era sólo un montón de caca! (Filipenses 3:4-8). La iglesia de hoy en día es trastornada más por el lenguaje usado por Jesús, que por su propia tibieza. Pero Jesús dice, "¡Mírate! ¡Me haces vomitar!" (Apocalipsis 3:16).  

La luz del evangelio ha sido ocultada por demasiado tiempo bajo una capa de respetabilidad. Si estás avergonzado de las palabras de Cristo, entonces él promete estar avergonzado de ti (Marcos 8:38).

"¿No saben que en una carrera todos los corredores compiten, pero sólo uno obtiene el premio?" (1 Corintios 9:24). No esperes a que algún otro fije el ritmo. Ahora más que antes, el mundo necesita líderes cristianos.
     
Si se encontrara solamente una persona fiel a las enseñanzas de Cristo cuando él vuelva, deseamos ser esa persona. Pero, "cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará fe en la tierra?" (Lucas 18:8). La respuesta es tuya.

Estamos intentando poner la luz donde pertenece, pero necesitamos tu ayuda. "La mies a la verdad es mucha, mas los obreros pocos." (Lucas 10:2). Jesús nos llama a salir del montón de estiércol que el mundo ofrece, para convertirnos en la luz y la sal del mundo. Si tú también escuchas el llamado de Dios de trabajar para Él a tiempo completo, ponte en contacto con nosotros.

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