Pero yo les digo la verdad: les conviene a ustedes que yo me vaya; porque si no me fuera, el Consolador no vendría a ustedes; mas si me fuere, yo se los enviaré. Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio. De pecado, por cuanto no creen en mí; de justicia, por cuanto voy al Padre, y no me verán más ustedes; y de juicio, por cuanto el príncipe de este mundo ha sido ya juzgado. Aún tengo muchas cosas que decirles a ustedes, pero ahora no las pueden aguantar. Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él los guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y les hará saber las cosas que habrán de venir. El me glorificará; porque tomará de lo mío, y se los hará saber.
(Juan 16:7-14)


Jesús dice que envirará al Espíritu Santo para convencer al mundo del pecado, y para instruir a sus discípulos en toda la verdad. ¿Qué quiere decir?

En pocas palabras, el Espíritu de Dios nos enseña la verdad y nos ayuda a discernir la diferencia entre el bien y el mal.

Nunca hubo un tiempo en la historia cuando las personas necesiten tanta dirección clara sobre lo que está bien y lo que está mal que hoy en día. Los que tratan de dirigir a menudo fallan porque enseñan sus propias opiniones sin realmente escuchar de Dios.

Juan 16:13 dice que el Espíritu Santo nos guiará a toda verdad porque <<no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere.>> Oye porque escucha, y escucha a Dios y es parte de Dios.  El Espíritu Santo es la forma en cual Dios se manifiesta DENTRO de las personas. Si ponemos a un lado nuestras opiniones y prejuicios y nos abrimos a la voz de Dios, su Espíritu nos guiará a toda verdad.

Parte de las buenas noticias que trajo Cristo es que no necesitas tener la teología correcta para recibir su Espíritu. Sólo necesitas pedírselo sinceramente... es decir, estar totalmente abierto a cualquier cosa que Dios quiera. (Lucas 11:13)

Pero lo que oímos cuando nos abrimos sinceramente delante de Dios no siempre es fácil. El pasaje referido al comienzo de este artículo dice que el Espíritu Santo <<convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio>> (Juan 16:8) Obviamente el Espíritu de Dios no tolera el pecado. Nos enseña el camino a la justicia y nos declara que habrá un juicio por las cosas que hemos hecho.

Pero este concepto de tener consciencia de pecado, justicia y juicio es casi inexistente hoy en día dentro del circo del sistema religioso, incluso en grupos que hacen un gran espectáculo sobre tener el Espíritu Santo de Dios.

Por medio de mostrarnos nuestros pecados, el camino de la justicia y el juicio de Dios, el Espíritu Santo da testimonio de las enseñanzas Jesús. Pero hoy en día casi nadie cree el mensaje de Jesús, y es por eso que quedarán bajo juicio.  Jesús claramente dice que el Espíritu Santo convencerá al mundo de pecado, por cuanto no creen en mí. (Juan 16:9)  Esto también se relaciona directamente a lo que Jesús dijo sobre el juicio de Dios:

Esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas. Porque todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean reprendidas. Mas el que practica la verdad viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios.
(Juan 3:19-21)


Venir a la luz significa aceptar la verdad que el Espíritu de Dios nos comunica, particularmente con respecto a las enseñanzas de Jesús.  No podemos ignorar el mensaje de Jesús. Aunque Jesús no está con nosotros físicamente, Su Espíritu sí está presente. Y su Espíritu nos recuerda obedecer sus enseñanzas. (Juan 14:26) En Juan 6:63 Jesús dice que sus enseñanzas son espíritu. En Juan 16:14 dice que el Espíritu Santo <<me glorificará, porque tomará de lo mío, y se los hará saber a ustedes.>> En Juan 8:31-32 dice que, <<Si ustedes permanecen en mi palabra... conocerán la verdad...>> El Espíritu de Dios nos confirma el camino de justicia mientras Jesús no esté presente físicamente. (Juan 16:10)

El Espíritu Santo también viene a juzgar al príncipe de este mundo. (Juan 16:11; Lucas 4:6-8) El príncipe de este mundo odia el "juicio". Lo ha convertido en una mala palabra. Pero los seguidores de Jesús -los que han sido llenados con el Espíritu Santo- van a juzgar al mundo (1 Corintios 6:2) y lo haremos en base a las enseñanzas de Jesús. (Juan 12:48)

Si lo que enseñamos está en armonía con las enseñanzas de Jesús, entonces cualquiera que acepte nuestro mensaje está aceptando a Jesús, y el Espíritu Santo le confirmará a las personas que lo que decimos es verdad, y les convencerá de su pecado, el camino de la justicia y del juicio que espera a todos los que rechazan ese mensaje. (Juan 15:20)

Así que pídele a Dios que te llene de Su Espíritu Santo (Lucas 11:13) y acepta las enseñanzas de Jesús (Juan 6:63) para convertirte en un verdadero hijo de Dios. (Juan 1:12; Romanos 8:1-17)



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