¿Los cristianos deberían involucrarse en la política? Esta pregunta ha dejado a muchos cristianos perplejos. Tarde o temprano, la mayoría se ha encontrado justificando algún tipo de actividad política, y sentimos que muchas veces ha sido para su detrimento espiritual.

Mucho depende de cómo uno define la política, pues votar, firmar una petición, y aun expresar una opinión podrían ser considerados actividades políticas y, en ese sentido, somos todos seres políticos.

Pero podemos fácilmente ser engañados si pensamos que el reino de los cielos puede ser traído a la tierra por medio de una papeleta de votación.  Así, quedamos atrapados en un torbellino depresivo de litigios, traiciones, competición financiera, patriotismo y aun llegando a promover la guerra misma por todo el "bien" que se podría lograr. Cuando pasa esto, creemos que el individuo o grupo se ha desviado espiritualmente por completo.

Parece que la mayoría de la gente puede ver el error de confiar en las soluciones políticas en algunas áreas, pero ignoran el error en otras.

Por ejemplo, los que creen que la avaricia no puede ser conquistada por medio del socialismo muchas veces piensan que la codicia sexual sí puede ser eliminada a través de la censura. Contrariamente, los que piensan que la codicia sexual no puede ser eliminada a través de la censura creen que la avaricia puede ser conquistada por medio de alguna forma de socialismo.

A lo sumo, la buena legislación solo mantiene a la población sin matarse el tiempo suficiente como para encontrar las verdaderas soluciones que, en realidad, se encuentran dentro de nuestros corazones. Aun si no hubiera legislación en contra del homicidio (y, como consecuencia, las personas SÍ comenzaran a matarse antes de poder hacerles ver la verdad como la entendemos) esto no debería impedir a los que hemos encontrado algo digno por lo que dar nuestras vidas.

Y este es el mayor engaño de la guerra - que debemos matar para que otros no nos maten y que debemos pelear el fuego con el fuego. Este es el problema con la política: siempre nos baja al nivel del enemigo.

Daniel dijo: "...El Altísimo gobierna el reino de los hombres, y que a quien Él quiere lo da, y constituye sobre él al más bajo de los hombres". (Daniel 4:17) Si te juntas con los políticos por mucho tiempo, ¡te darás cuenta de cuán verdadero es esto! ¡Y los peores suelen ser los que, a primera vista, aparentan ser más genuinos!

Una de las primeras tentaciones de Cristo fue la de tomar un atajo político al reino de los cielos. El diablo dijo que él le daría a Jesús todos los reinos del mundo si tan solo lo hacía a su manera (otro indicio de que el diablo está encima de los reinos humanos). Pero Jesús resistió esa tentación y mostró que su reino fue mejor representado por una cruz.

Deberíamos tener cuidado de no ser insensibles a las injusticias del mundo; pero deberíamos también buscar una forma de expresar la solidaridad con los oprimidos, tomando parte en sus sufrimientos en vez de solamente compartir, y posiblemente aumentar, su indignación.

"Y alzando los ojos hacia sus discípulos, decía: 'Bienaventurados vosotros los pobres, porque vuestro es el reino de Dios'". (Lucas 6:20) Jesús le dio valor a los pobres, pero no lo hizo por medio de darle valor a su lucha material. No les dijo que podían estudiar una carrera y luego ser ricos sino que les dio valor en su condición de pobres, a su lucha espiritual. Mucho valor tiene el que puede ser pobre y aún así ser feliz y agradecido a Dios por lo que sí tiene.

"Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad." (Mateo 5:5) Este principio (como tantos otros principios en el reino de los cielos) es enteramente ajeno a la política humana.


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