Una cosa que nuevos miembros de nuestra comunidad aprenden rápido es que tienen que tomar iniciativa si quieren progresar. Cada uno tiene que aprender a planear, mantener listas de tareas, ser flexible, priorizar, administrar bien el tiempo, inspirar y supervisar a otros. Todo esto tiene que ser hecho con amor, sin negar nuestras propias necesidades espirituales y personales.

Nuestra situación se complica aun más, ya que no tenemos un jefe que va a estructurar nuestros días y decirnos qué hacer y cuándo hacerlo. No fichamos para comenzar o terminar nuestro trabajo. Tratamos más bien de entregar toda nuestra vida a Dios. Por supuesto, tenemos horarios y cronogramas para ayudarnos a ser más eficientes, pero nosotros mismos los diseñamos.

Mientras que el mundo depende de la avaricia para impulsar a sus obreros, el verdadero reino de los cielos (del cual esperamos formar parte) depende de la sinceridad y la fe. Nos animamos los unos a los otros; pero al final, tenemos que depender de nuestra propia fe e integridad. Eso no lo podemos pedir prestado de otra persona.

Para lograr todo esto, debemos aprender a ser administradores eficientes. Comenzamos nuestra travesía espiritual con aprender a administrarnos a nosotros mismos. Una vez que lo hemos aprendido, deberíamos extendernos para enseñar a otros a saber administrarse. Si cada uno de nosotros permanece fiel, el producto natural va a ser algún tipo de crecimiento.

Sin embargo, demasiadas veces dejamos que nuestras vidas se convierten en una reacción a las necesidades urgentes que nos rodean, lo que impide nuestra capacidad para administrar nuestras vidas eficientemente.

Es fácil ser llevado de aquí para allá por las necesidades que surgen durante el día, hasta el punto de que descuidamos nuestros planes a largo plazo. Si estamos para predicar el evangelio o repartir tratados o construir una clínica, tal vez vayamos a necesitar encontrar la manera de sortear por lo menos algunos de los pedidos "urgentes", aunque significara decir "no" de vez en cuando.

Nuestros planes más grandes permitirán que ayudemos a más personas a largo plazo... pero sólo si llegamos a cumplir con esos planes.

A menudo llegamos al fin del día y descubrimos que nos hemos olvidado de hacer algunas de las cosas que estaban en nuestra lista de tareas. Cuando esto se repite con frecuencia puede llevar al agotamiento personal, y hacernos incapaces de ayudar con esas necesidades muy "urgentes" que nos distrajeron en primer lugar. Debemos hacernos cargo de nuestras propias vidas y no dejarnos llevar constantemente de una cosa a la otra por el capricho del que grita más fuerte.

Hay cuatro áreas de nuestras vidas que necesitan atención a diario si vamos a maximizar nuestro crecimiento y servicio a lo demás. Prestar atención a ellas nos da un equilibrio para soportar las pruebas que enfrentamos y nos da la fuerza para alcanzar nuestras metas más grandes.

Renovación Espiritual

La primer área de renovación personal es espiritual, e incluye tales cosas como la oración, leer la Biblia (u otra literatura edificante), y contemplar nuestros valores y principios básicos. A diario necesitamos ampliar nuestra conexión con Dios. Ponte en contacto con Dios y aprende de Él.

Por ser una comunidad cristiana, pensarías que nuestro crecimiento y desarrollo espiritual sería nuestro punto fuerte. Sin embargo, ya que nuestro énfasis es en la oración y el estudio personal, depende de cada individuo el disciplinarse para hacer tiempo en su día para estas actividades. Si no estás personalmente comprometido con tal crecimiento, no vas a adaptarte y tú mismo perderás como por resultado.

Por supuesto que hay tiempos de oración y estudio grupal; pero estos no son suficientes. Se supone que cada persona va a atender su crecimiento personal en estas áreas también. Si no lo pones en tu horario personal de cada día estas necesidades espirituales probablemente se van a ignorar, y tu relación con Dios se marchitará tan rápido como sucedería en el mundo secular.

Renovación Social/Emocional

La segunda área de importancia es social y emocional. Incluye el servicio que damos a otros, escuchar empáticamente, recreo y relajación, y simplemente ser un amigo. Dios nos creó como seres sociales. Necesitamos amar y ser amados. No podemos hacer esto estando solos. Asegúrate de hacer tiempo para esto, o vas a sufrir emocionalmente, y las relaciones dentro de la comunidad van a verse afectadas.

Renovación Física

La tercer área es física. Necesitamos mantenernos limpios (y ordenados), comer sano, dar lugar para limitaciones y necesidades particulares, hacer ejercicio regularmente, manejar el estrés y dormir lo suficiente.

Las necesidades de un niño no se puedan cubrir usando el mismo cronograma de un adulto. La única forma de cumplir con sus necesidades particulares es dedicándole tiempo. De igual modo, un cuarentón no va a tener la misma energía que un joven de 18 años. No podemos suponer que estas necesidades individuales se van a cumplir. Tenemos que planear sbore ellas.

En nuestros días ajetreados, a veces negamos nuestras propias necesidades para servir a los demás. Esto puede funcionar a corto plazo, pero la negligencia continua debilita no solamente nuestra salud, sino también el mismo servicio por el cual sacrificamos tanto. Como cualquier azafata te diría: "Cuando suceda una emergencia, coloca tu mascarilla de oxígeno primero, para que luego puedas asistir a los que no puedan hacerlo por sí mismos".

Renovación Mental

La cuarta área de renovación es mental. El concepto de que si no usas algo, lo pierdes, es aplicable a todas las áreas de renovación personal; pero su verdad es más evidente en las áreas físicas y mentales. Si paras de ejercitar una parte de tu cuerpo, los músculos en esa parte comienzan a atrofiarse, los huesos se vuelven menos densos, y la articulación se calcifica y se vuelve inmóvil.

Igualmente, si no ejercitas tus habilidades mentales, se deteriorarán. Necesitamos leer, estudiar, desarrollar talentos y aprender nuevas habilidades. Si mantienes tu mente activa a través de aprender, te vas a volver más dinámico y entusiasta en todo lo que haces. La sabiduría es conocimiento aplicado apropiadamente. ¡Hazte tiempo para desarrollar y ampliar tu capacidad mental para que puedas ser más eficaz para el reino!

Como gente administradora y emprendedora, debemos acordarnos de la importancia del equilibrio en nuestras vidas y en nuestra comunidad. Cuando estés planeando horarios del día y metas a largo plazo, mira más allá de la carga del día y fíjate en las cuatro áreas de renovación personal.

Cada día, aparta tiempo para los elementos físicos, sociales/emocionales, espirituales y mentales. Esto ocupará parte del tiempo precioso de cada día, pero asegurará tu resiliencia a largo plazo para que puedas llegar hasta el final. Recuerda las palabras de Jesús: "Mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo" (Mateo 10:22).



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